De la rubia más famosa de Hollywood sabemos que los estudios diseñaron a su antojo su imagen, para hacerla explotar. Moldearon a una ardiente y sexy Marilyn Monroe que colapsó el metro de Nueva York con el vuelo de su falda.
En apariencia, solo le interesaban los diamantes, porque no era más que 'una rubia con la cabeza hueca'. María Hesse, ilustradora y escritora, nos cuenta que a Marilyn le asignaron un papel de chica "sexy, tonta o ingenua", un estereotipo del que "luchaba una y otra vez por salir".
Pero es curioso, dice la ilustradora Hesse, que, tratándose del mayor sex-symbol de Hollywood, haya más fotos de Marilyn leyendo que desnuda, aunque se empeñasen en hacerla parecer estúpida cuando tenía un libro en la mano.
Tras su muerte, en su casa descubrió una biblioteca con más de 400 libros, los cuales "devoraba". Utilizó la literatura como salvavidas, a pesar de que su imagen ha llegado a nuestros días convertida en una marca más que rentable.
El periodista de 'Vanitatis' José Madrid afirma que su figura genera alrededor de 13 millones de dólares al año. "La viuda de su heredero vendió su nombre, lo convirtió en una franquicia en 1982", agrega.
Una marca, sobreexplotada para muchos, que termina por devaluar su nombre. De la bomba sexual, frívola y hueca cuyo nombre factura una fortuna, a esa otra Marilyn inteligente, lectora y sensible.
Quizás es hora de dar otra pincelada a su historia y mostrar a esa Marilyn Monroe, que casi 60 años después de su muerte, los clichés siguen reduciéndola a una poderosa marca que amenaza con devorar su imagen.
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