Pamploneses y visitantes se han ido congregando poco a poco en la plaza del Ayuntamiento, entonando la popular canción "Pobre de mí, pobre de mí, que se han 'acabao' las fiestas de San Fermín". Es la forma en que en Pamplona, cada 14 de julio, en un tono festivo y al mismo tiempo irónico, se muestra la tristeza por el final de las fiestas, que durante nueve días han cambiado completamente la fisonomía de la ciudad.
A medianoche, han salido al balcón principal del Ayuntamiento representantes de las cuatro candidaturas que participaron en la votación popular en la que se eligió qué persona o entidad se iba a encargar de lanzar el Chupinazo 2018. Se trata del grupo Motxila 21 de la Asociación Síndrome de Down; 'Rastrojo', como reconocimiento a la labor de los pastores en el encierro; Chrysallis Nafarroa, una asociación de familias de menores transexuales; y Los Amigos del Arte, que este año cumple su centenario.
Los representantes de estas candidaturas han dedicado unos vivas al santo y, como marca la tradición, se han desanudado del cuello el pañuelo rojo, como todas las personas que en las calles han lucido esta prenda festiva desde que se lanzara el chupinazo a mediodía del pasado día 6.
La gente que abarrotaba la plaza consistorial también se ha quitado el pañuelo de fiestas y ha continuado entonando el "Pobre de mí", un lamento que ha ido dando paso poco a poco al esperanzador "1 de enero, 2 de febrero...", que anuncia la llamada "escalera" que conducirá a los Sanfermines de 2019.
De esta manera, con una mezcla de tristeza y optimismo, han finalizado oficialmente los Sanfermines de este año, que han contado con cerca de 490 actos, a los que se han sumado las decenas de eventos programados en los cinco espacios participativos y populares gestionados por colectivos y asociaciones de la ciudad.
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