De origen uruguayo, desarrolló casi toda su carrera en España, donde durante casi 20 años se encargó de que no pudiésemos dormir. Maestro de pesadillas, en blanco y negro y en color, nunca tuvo miedo a probar cosas nuevas y, así, revolucionó la televisión en España con el concurso de mayor audiencia de la historia en nuestro país: 'Un, dos tres... responda otra vez'.
Pero suyo fue también en los 90 el valor a a atreverse a que hablásemos de sexo y que lo presentase una mujer. Tampoco le dijo que no al cine, con películas como 'La residencia' (1969) y '¿Quién puede matar a un niño?' (1976), de las que fue guionista y director. Su técnica y sus encuadres crearon escuela.
Álex de la Iglesia y Bayona siempre han reconocido beber de su legado. "Es como si hubiera muerto el último de los dinosaurios, desde el punto de vista de uno de los más grandes. Él con su obra me demostró que se podía hacer cine de género, que se podía hacer locuras y diversión", ha contado Álex de la Iglesia.
Sin embargo, Chicho Ibáñez Serrador siempre se negó a que le llamasen maestro. Incluso cuando en enero de 2019 le concedieron el Goya de Honor. El homenaje merecido a una carrera que nos cambió a todos.