El autor del famoso grafitti del beso entre el líder soviético Leonid Brézhnev y el presidente de la República Democrática Alemana (RDA) Erich Honecker ha fallecido en Berlín, según informaron este lunes medios alemanes.
Dmitri Vrúbel (Moscú, 1960) era un artista plástico ruso cuya obra más famosa fue el graffiti que pintó sobre el muro de Berlín poco después de la caída, en la primavera de 1991, y que se ha convertido desde entonces en una de las principales atracciones turísticas de la capital alemana. Situada en el tramo del muro conocido como "East Side Gallery", en el antiguo este, la pintura muestra cómo Brézhnev y Honecker se besan en la boca, con un rótulo que dice en alemán y en ruso "Dios mío, ayúdame a sobrevivir este amor mortal".
En una entrevista en Euronews, el artista -que cedió todos los derechos sobre su obra al firmar el contrato para pintar en el muro sin leerlo-, detalla que fueron los periódicos al sacarlo en portada quienes le pusieron nombre a la obra: "Bruderküss", 'Beso de hermanos'. "Este mural está dedicado al amor, a la imagen del amor. Todos nos podemos encontrar en una situación semejante, atrapados entre los labios de este tipo de monstruos", explicaba.
El mural, eliminado en 2009 como parte de la restauración del muro y replicado después por el artista a instancia de las autoridades locales, se inspiró en una fotografía que mostraba a los dos líderes comunistas en la celebración de los 30 años de existencia de la RDA, en 1979.
En 2001, Vrúbel y su esposa, la también artista Victoria Timofeyeva, crearon un calendario con retratos del presidente ruso, Vladímir Putin, al que llamaron "Los 12 estados de ánimo de Putin", que se convirtió inesperadamente en un éxito de ventas en Rusia.
Descendiente del pionero del modernismo Mijaíl Vrubel, el artista residía en Berlín desde 1990 y en los últimos años fue activo en las filas del Partido Pirata; murió el pasado domingo a los 62 años por complicaciones cardiacas tras haber contraído COVID-19.
La ambición de Samuel Bronston
Cuando Madrid soñó con ser Hollywood: los pantanos se volvieron el mar de Galilea y el Foro Romano 'cobró vida'
¿Pudo cambiar nuestro país? Samuel Bronston convirtió la capital española en el mayor plató de cine del mundo, donde grandes producciones y miles de madrileños contribuyeron a crear un legado que aún resuena en la historia del cine.