Durante las tres horas de desfile sobre la alfombra roja de la 91 edición de los Oscar se vieron estilismos para todos los gustos, unos mejores que otros, pero los diez que más dieron que hablar, sin lugar a dudas, fueron estos diez:
Billy Porter apareció con un esmoquin de terciopelo negro y falda de gran volumen, camisa blanca con puños plisados y aderezado con una vistosa pajarita, que dejó a muchos y a muchas con la boca abierta. Un modelazo romántico firmado por Christian Siriano.
Charlize Theron cautivó tanto por su cabello oscuro como por su modelo, un impresionante vestido armado, en azul celeste, de Dior, de manga larga y espalda descubierta que le sentaba como un guante, y que coronó con joyas que cortaban la respiración.
Glenn Close, nominada por 'La buena esposa', fue la realeza de la alfombra roja, con un vestido capa dorado de Carolina Herrera, un modelo de 12 kilos de peso.
Emma Stone, elegante con un vestido tallado con miles de lentejuelas en tonos bronce y ámbar, una creación que lleva la firma Louis Vuitton.
Regina King derrochó poder con un vestido palabra de honor, cola y abertura lateral en blanco inmaculado a juego con sus "stilettos" de Oscar de la Renta.
Rachel Weisz, con larga melena negra planchada y adornada con una diadema de brillantes, llegó a la pasarela con un modelo rojo pasión de Givenchy que combinaba lúrex y seda con abalorios, un modelo que a muchos desconcertó.
La actriz Marta Nieto interpretó la pureza de la moda con un diseño de la firma española Delpozo, un vestido de organza con cuello bebé, salpicado con flores del mismo tejido blanco, de la colección primavera-verano 2013.
Chadwick Boseman, siempre fiel a Givenchy lució un esmoquin estallado de lentejuelas y camisa negra con larga lazada, un dandy.
El director de cine Spike Lee decidió romper moldes con un traje de chaqueta morado, camisa azul añil, deportivas doradas y gorra con visera de charol negro y gafas en tono lavanda, una estética que llevaba a la confusión.
Elsie Fisher, con diseño masculino de Thom Browne NY, fue el reverso de la vestimenta elegida por Billy Porter. Mientras él vistió su masculinidad con un esmoquin convertido en vestido, ella arropó su feminidad con un tres piezas y botines. La camisa blanca fue su nexo.
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