"Claro que me importa, yo salgo en ese vídeo igual que tú", le aseguraba Tommy Lee a Pamela Anderson, que le corregía: "No, igual que yo, no". Con estas palabras, la entonces estrella de la televisión recriminaba a su marido que ella tenía mucho más que perder. Así, precisamente, fue como ocurrió. La filtración del vídeo casero que mostraba a los dos manteniendo una relación sexual supuso un golpe terrible para la actriz, pero no para él.

La carrera de Anderson se fue al traste a mediados de los años 90 por culpa de un vídeo que nunca tuvo que salir a la luz. La historia del robo de este vídeo es tan rocambolesca como el propio Tommy Lee. Él y Pamela se conocieron, y tras cuatro días de juerga se casaron en Cancún. Ella se fue a vivir a la mansión de él. En ese momento, Lee estaba metido en medio de una reforma y acabó despidiendo a los obreros por no plegarse a sus caprichosos cambios de idea.

Uno de ellos quiso vengarse consiguió robar la caja fuerte de la mansión de Lee. Dentro se encontraba la dichosa cinta, y no se le ocurrió otra cosa que subirla a internet para, por un lado, lucrarse y, por otro, para vengarse de Tommy Lee. Todo sin pararse a pensar en Pamela. Esa cinta de vídeo sustraída se convirtió en el primer video viral de una Internet que empezaba a coger velocidad.

Pamela Anderson fue víctima de la conducta del inestable Tommy Lee (no hay que olvidar que se divorciaron tres años después de esa repentina boda, y que Lee la maltrató y entró en prisión por ello). Pero Anderson también fue víctima del doble rasero de una sociedad que juzgaba y juzga de forma diferente a hombres y mujeres.