Un año más ha sido multitudinaria la asistencia de pamploneses y visitantes, que se han repartido en el lugar oficial del acto, la plaza Consistorial, y en otros espacios abiertos como la plaza del Castillo o la plaza del Consejo, hasta donde han acudido pertrechados con velas encendidas y su pañuelo rojo aún al cuello.
Desde el mismo balcón de la casa consistorial en el que 204 horas antes se prendió la mecha del chupinazo con el que se abrieron los sanfermines, el alcalde de Pamplona, Enrique Maya, ha dado por cerradas las celebraciones, acompañado por otros concejales de la corporación.
Ante una plaza abarrotada, que desde mucho antes esperaba en un ambiente festivo animada por una charanga, Maya ha anunciado a pamplonesas y pamploneses que "han terminado las fiestas de San Fermín, las mejores fiestas del mundo", lo que ha sido recibido por un lamento generalizado, que se ha tornado en grito de alegría cuando el alcalde ha señalado: "Ya falta menos para los sanfermines del 2020". "Os esperamos a todos aquí, en esta plaza, el 6 de julio. ¡Viva San Fermín, gora San Fermín!, ha gritado Maya, quien ha sido respondido con los mismos gritos por la multitud.
A continuación se ha desanudado el pañuelo rojo del cuello y, al igual que las miles de personas que seguían el acto, lo ha alzado entre sus manos y ha comenzado a entonar la melodía triste del "Pobre de mí, pobre de mí, que se han 'acabao' las fiestas de San Fermín", que también ha sonado por numerosos rincones de la ciudad, mientras en la cercana plaza de los Burgos se prendían fuegos artificiales.
Sin embargo, un año más la tristeza se ha alternado con otras canciones festivas, especialmente la ilusionante de la cuenta atrás para los próximos sanfermines, la que recorre las fechas del "Uno de enero, dos de febrero, tres de marzo..." hasta llegar al siete de julio del día de San Fermín.
Pese a que se trata de la madrugada del lunes, en el que comienza una semana laboral ya sin celebraciones, serán muchos los jóvenes que alargan la juerga por las calles de Pamplona, donde los equipos de limpieza deben emplearse a fondo para comenzar a dejar la ciudad con la imagen habitual, en la que el blanco y rojo ya no será el atuendo generalizado.
Entre los invitados a asistir al acto en el interior de la Casa Consistorial se encontraban los representantes de la banda municipal La Pamplonesa, que por votación popular fue designada para lanzar este año el chupinazo, y que han cerrado el ciclo festivo al acudir al mismo lugar a despedir unas fiestas que, en el año de su centenario, han resultado muy especiales para ellos.
Horas antes, en una nota La Pamplonesa ha agradecido "desde el corazón, a toda Pamplona, sus muestras de cariño y felicitación" y ha deseado "otros cien años llenos de música y armonía". También en el interior del edificio se ha reunido buena parte de la corporación municipal, así como invitados y numerosos periodistas, ya que para este acto había acreditadas 98 personas de 33 medios de comunicación.
Según el Ayuntamiento de Pamplona, en el total de los sanfermines han sido cerca de 400 periodistas y cámaras de medios de todos los continentes los acreditados para seguir las fiestas, especialmente el encierro.
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