Tras el accidente del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya, que se estrelló el 13 de octubre de 1972 en la cordillera de los Andes, solo 29 de las 45 personas que viajaban a bordo de la aeronave, entre tripulación y pasajeros, lograron salvar su vida. Para subsistir en condiciones extremas y aguantar todo tipo de adversidades, esos casi 30 supervivientes -de los que finalmente fueron rescatadas únicamente 16- formaron la conocida como 'sociedad de la nieve', nombre que dio título al libro y a la película que tratan esta tragedia.
Para que aquella sociedad de la nieve funcionase, hubo un reparto de roles más o menos específico; un reparto en el que fueron claves los tres primos Strauch, a quienes Jordi Évole entrevistará el próximo domingo, 28 de enero. La labor de 'Fito', Daniel y Eduardo (ingenieros agrónomos y arquitecto, respectivamente) fue crucial para aumentar las posibilidades grupales de supervivencia. No solo porque algunos, como Eduardo, fueron quienes alentaron al resto del grupo al consumo de la carne de los fallecidos para no desfallecer.
También porque fueron precisamente los tres los encargados de ir a cortar esa carne que no todos aquellos que salvaron su vida en el accidente comieron. 'Fito', Daniel y Eduardo Strauch firmaron una suerte de pacto con el resto de compañeros por el cual intentaron que nadie excepto ellos supiera a qué persona fallecida pertenecía el trozo de carne que estaban comiendo; un pacto de silencio que, según parece, ha llegado hasta el día de hoy, tal y como han traslado ellos mismos en ocasiones posteriores.
Recientemente, y con motivo del lanzamiento de la película de Juan Antonio Bayona, Eduardo Strauch concedió una entrevista en la que habló sobre este tema. En ella, aseguró que desde el momento que asumió que sería necesario comer carne humana para salir de la cordillera con vida, no volvió a sentir culpa. Y ha aprovechado para recordar un telegrama del papa Pablo VI en el que no quiso juzgar lo que los jóvenes hicieron para sobrevivir: "Decía que estaba bien lo que habíamos hecho".
"Mucha gente sufrió mucho, muchos estaban esperando lo que nos dijera el Papa", ha rememorado Eduardo, que no obstante ha dejado clara la posición que tenía al respecto de lo que sucedió en aquellos años. "Si (el papa) hubiera dicho que habíamos actuado mal, no me hubiera afectado en nada, tenía mi conciencia totalmente tranquila, estaba vivo", concluyó. El trabajo de los Strauch fue más allá del tema de la carne; 'Fito', por ejemplo, inventó la máquina para derretir el hielo y las gafas de sol que utilizaron.
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