El trá-trá flamenco de Rosalía ha resonado con fuerza en un concierto en las afueras de Ciudad de México en el que el público se entregó por completo al primer espectáculo que ofrece esta revelación española en tierras mexicanas. "¿Por qué tanto cariño? Si nosotros venimos de muy lejos", preguntó la artista entre pícara y sorprendida, tras constatar el cálido recibimiento que le brindó el público del festival Ceremonia, celebrado a unos 80 kilómetros de la capital mexicana.

A nadie debía asombrar esa enorme acogida tras el éxito que tuvo esta misma semana la cantante de 25 años en Argentina y Chile, y más siendo México uno de los países latinoamericanos con una relación más estrecha con la cultura española. Rosalía (Sant Esteve Sesrovires, Barcelona, 1993) supo colocarse rápidamente el público en el bolsillo al abrir el espectáculo con su ya célebre 'Pienso en tu mirá', unamezcla de ritmos urbanos y flamencoque llevó al público mexicano a desgastar sus palmas al mismo nivel que sus caderas.

Pero la catalana no viajó 9.000 kilómetros sólo para hacer bailar al público. Y decidió erizar la piel de los asistentes recuperando sus inicios más flamencos, que le permitieron proyectar un chorro de voz con el que acalló a quienes la critican por cantar flamenco sin ser gitana.

Las lágrimas con las que Rosalía interpretó 'Catalina' traspasaron el escenario y las tres pantallas gigantes que lo rodeaban para deslizarse por las mejillas de un público conmovido y estupefacto ante sus apasionados cánticos. Una pasión plasmada en el intenso color rojo con el que vestía la artista, quien estuvo acompañada de un elenco de seis bailarinas que coreografiaron hasta el más mínimo detalle sus éxitos 'Bagdad' y 'Di mi nombre'.

De entre la emoción, apareció la Rosalía más reivindicativa, que fue enormemente aclamada al cantar "A ningún hombre consiento que dicte mi sentencia", con un pañuelo verde en la mano a favor de la legalización del aborto en México.

La catalana optó por secar las lágrimas del público con su versátil repertorio, que la llevó tanto a versionar 'Te estoy amando locamente' de las Grecas como a jugar con los asistentes al ritmo de sucesivos "olés".

Su aplomo en el escenario había encandilado tanto al público que la joven se permitió el lujo de interrumpir el concierto durante un minuto para hacerse un selfie.