Son sólo un 6% de quienes corren. Cuesta encontrarlas, pero están. Una de ellas es Laura, de Pamplona, para quien estos son ya sus cuartos Sanfermines como corredora.
"El primer año hice sólo un día para saber qué era y luego ya me he ido metiendo más días", explica esta joven de 23 años.
A pesar de entrenar y estar concentrada, dice, hay algo que no cambia. "Por mucho que corras un montón de días o corras durante muchos años, los nervios los vas a tener siempre".
Después de vivirlo por primera vez el año pasado, Marina, de Barcelona, repite. "No pienso, el año pasado no pensé, corrí a gas y hasta que entré en la plaza", cuenta.
Hasta 1974, una normativa del Ayuntamiento de Pamplona prohibía a las mujeres participar en los encierros. No fue hasta el 75, con la ley ya derogada, cuando algunas decidieron ponerse delante de los astados.
"No sé si me arrepentiré luego, a última hora, pero la idea que tengo es correr el último tramo, el más cortito", aseguraba una mujer.
Cada una de ellas tiene sus motivos para hacerlo. "He hecho una promesa a San Fermín y la verdad es que estoy un poco nerviosa", revela una corredora.
Hay nervios entre quienes ya conocen la fiesta y entre quienes la viven por primera vez.
Laura ha llegado a Pamplona con su familia desde New Jersey, en EEUU. "Estoy muy emocionada, nerviosa, pero voy a hacerlo. Estamos todos aquí y es muy emocionante", destaca.
En toda la historia de los Sanfermines, sólo cuatro mujeres han resultado heridas por asta de toro; todas ellas eran extranjeras.