Los toros de la ganadería de José Escolar Gil, de Lanzahíta (Ávila), corrieron este martes el tercer encierro de los Sanfermines, que fue muy rápido, con una duración de dos minutos y 13 segundos.
Las lluvias caídas durante la jornada anterior, y que obligaron a suspender la segunda corrida de las fiestas, hacían temer que el pavimento estuviera más húmedo de lo normal y se produjeran multitud de caídas entre los corredores, pero la carrera fue muy ordenada.
En esta ocasión, y no como sucedió en sus tres primeras participaciones en los encierros de San Fermín, ninguno de los toros se ha vuelto sobre sus pasos y la torada ha corrido prácticamente agrupada durante todo el recorrido, con pequeños huecos en algunos puntos que han permitido lucirse a los mozos.
Los toros de esta ganadería debutaron en 2015 con una carrera insólita, al quedarse en los corrales uno de los astados. El 29 de junio fueron desembarcados en los corrales del Gas de Pamplona las reses, con divisa blanca y roja, cuyos pesos oscilan entre los 515 y los 600 kilos. Por la tarde, los astados serán lidiados en el coso pamplonés por los diestros Fernando Robleño, Javier Castaño y Pepe Moral.
Los toros de José Escolar, que cuentan con un Premio Carriquiri, -que reconoce al toro más bravo- debutaron en la Feria del Toro de Pamplona en 2015 con un encierro en el que uno de los astados se volvió a los corrales nada más comenzar la carrera, que tan solo complementaron sus cinco hermanos, un hecho que no se producía desde la década de los años veinte del siglo pasado.
El peligro ha caracterizado las carreras de esta ganadería en sus posteriores participaciones en la feria. La de 2018 tuvo a un toro rezagado y a la incesante lluvia como protagonistas.