"Todo el trabajo previo está hecho y ahora llega la hora de los conciertos", remarca Julio Martí, director artístico de Noches del Botánico, quien aún lanza otra afirmación tajante que rebosa confianza en la edición de este año: "Para los aficionados a la música es tiempo para soñar". El festival que pone música al verano madrileño arranca este jueves 20 de junio con Woody Allen, a quien seguirán después Ana Belén, Los Planetas, Andrés Calamaro, Madness, The Roots, Lorena McKennitt, Juanes, Michael Bolton, Diego El Cigala, Niña Pastori, Keane, George Benson, Chick Corea, Ben Harper o Russian Red. Con conciertos noche tras noche hasta el 31 de julio.
Eso por citar algunos, pues Noches del Botánico ofrece aún mucho más y de lo más variado: "Nos enorgullecemos de tener criterio musical en muchos géneros diferentes. Hay que escuchar mucha música a diario para lograrlo. Aquí viene lo fácil y es que nos encanta escuchar música a toda hora. Y cuando digo escuchar es poner el alma en ello".
Añade Martí que para confeccionar el cartel trabajan "en todas las direcciones con la calidad como primera barrera". Y aunque admite que eso de la calidad "no deja de ser un valor subjetivo", saca pecho para recalcar que "lo complicado es poner a mucha gente de acuerdo en que Noches del Botánico es un festival de calidad".
"Escuchar música es poner el alma en ello""
Precisamente esa valoración generalizada de la calidad es lo que ha conseguido este festival, que encara este año su cuarta edición en el Real Jardín Botánico de la Universidad Complutense de Madrid. Porque es complicado que el público hable mal de sus instalaciones y, a eso, según Martí, "hay que añadir el boca a boca de los artistas y de todos los profesionales de la industria" que les han visitado.
El Real Jardín Botánico de la Complutense juega un papel muy importante en la percepción que todo el mundo tiene del festival por su comodidad y por la sensación de estar disfrutando de la música en vivo lejos del mundanal ruido que permanentemente pone banda sonora a la vida diaria de la capital.
"La experiencia que se vive en el Jardín Botánico está muy por encima de lo que se puede esperar en macro recintos", subraya Martí, quien asegura entre risas que no puede decir nada malo del lugar. "Nos dimos cuenta en nuestra primera visita que el espacio adecuado para ese festival en la UCM es el Real Jardín Botánico Alfonso XIII", apostilla.
Y aún añade convencido: "La ventaja es que nuestra idea de festival en este espacio anima a salir de casa a los aficionados a la música más que nunca. Si la gente viene al Botánico a ver un artista que le gusta será una noche inolvidable con seguridad y, si viene a descubrir a un artista, confiamos en que sea una noche inolvidable y le anime a repetir".
"Confiamos en que sea una noche inolvidable"
Tras asegurar que, en cualquier caso, siempre trabajan para mejorar, cuenta Martí divertido que es bastante común que cada noche después de los conciertos haya que "echar a los artistas del lugar, pues se quedarían hasta altas horas de la madrugada". Aunque todavía no ha empezado la edición de este año, explica Martí que ellos ya están pensando en la de 2020, aunque señala que "no se empieza a cerrar nada hasta septiembre, que es cuando se empiezan a confirmar los conciertos de la siguiente edición".
A largo plazo piensa, pues, en una ciudad que de un tiempo a esta parte ha incrementado considerablemente su oferta de música en vivo con varios nuevos festivales de diversos tamaños y para diferente tipo de público. "Madrid tiene que ser así por exigencias del guión", apunta Martí.
Prosigue en esta idea planteando que, a su juicio, "el mercado se ajusta constantemente a la oferta y la vida musical en Madrid goza de buena salud". Puntualiza, eso sí, que siempre se experimentan "los habituales sube y baja de los promotores según qué temporada". Para terminar, indica Martí que Noches del Botánico se nutre principalmente de público de la Comunidad de Madrid, Castilla-La Mancha y grandes ciudades como Barcelona, Valencia, Murcia, Málaga, Sevilla o Zaragoza, entre otras. "Y unas 3.000 personas que vienen de más de treinta países diferentes", remata.
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