En su mente residía el gran poder de imaginar, pero ese poder conllevaba una gran responsabilidad: la de denunciar lo que entonces nadie se atrevía.
Stan Lee creó en los años 60 decenas de superhéroes que hoy son iconos de la cultura pop. Pero no eran perfectos. Tenían "superproblemas". Casi todos recibían sus poderes por accidente y casi ninguno los quería.
Los 4 Fantásticos fueron los primeros. Tenían unos dones que les trajeron más problemas que ventajas. El más evidente: La Cosa, un monstruo de piedra al que ni su novia quería. Le abandonó por su piel de roca.
Con la Mujer Invisible, Stan Lee subrayó sutilmente la importancia que tenía la mujer en la América de los 60. Era invisible hasta para sus seres queridos. Mientras Mr. Fantástico era el patriarca, el líder que podía estirarse a voluntad para mantener a su familia unida.
El otro gran grupo de inadaptados de Stan Lee fueron los X-Men. ¿Sus poderes? Mutaciones genéticas que no podían elegir. Siempre han sido los refugiados de Marvel. Nadie les quiere, todos les temen. Los primeros, los políticos.
Son superhéroes con problemas demasiado humanos. Ahora lloran la muerte de su padre. Porque Stan Lee fue muchísimo más que un cameo.