Rawayana son cuatro amigos del instituto que empezaron a hacer música como vacile entre ellos y se han convertido en autores de hits que han conquistado a Latinoamérica y el mundo. Alberto 'Beto' Montenegro, Antonio 'Tony' Casas, Andrés 'Fofo' Story y Alejandro 'Abeja' Abeijón han conquistado al mundo con sus ritmos que fusionan rock, soul, reggae, soul, r&b y ritmos caribeños. Rehúyen etiquetas pero podríamos calificar su música como una coctelera (donde cabe todo) cuya mezcla resultante es un eclecticismo caribeño que apetece beber.

Charlamos con Beto, su vocalista y compositor, minutos antes de su concierto en el Wizink Center. Nos confiesa que están muy emocionados. Él estuvo en el estadio hace dos años viendo a Bon Iver y está deseando deleitar en este mismo recinto a sus fans. Nos reciben recorriendo los pasillos donde cuelgan fotografías de los artistas que han hecho historia con su música y les saludamos cuando están dejando su firma y huella junto a otras mil postales en ese 'paseo de la fama' de los pasillos que conducen a los camerinos.

Pregunta. ¿Cómo se gestó el fenómeno Rawayana desde que allá por 2007 empezarais a tocar en garitos en una Venezuela muy convulsa entonces gobernada por Chávez?

Respuesta. "Era un contexto muy caótico política y socialmente. No podíamos ni ir a la universidad porque había marchas todo el tiempo. Nosotros estábamos muy en contra de las políticas de Chávez. Entonces nuestra música se convirtió como en este lugar en el que refugiarnos. Precisamente cuando buscamos el nombre a la banda se nos ocurrió porque es una isla del Caribe, era como aislarnos de esa situación que vivimos que fue una auténtica pesadilla. Aunque como banda empezamos a despegar y ya en 2010 con la publicación de nuestro primer disco muchos artistas punteros nos invitaban a tocar con ellos”.

P. ¿Cómo afecta ese contexto político y social a un grupo que está despuntando?

R. "Nosotros éramos abiertamente anti Chávez. Estábamos creciendo y lo que sucedió es que acompañamos fuera del país a millones de personas que se estaban yendo que ya nos conocían. Somos probablemente la migración más importante de América Latina. Todos compartíamos esas trabas con la parte migratoria y la identidad. Entonces nos convertimos en la banda sonora de esa migración y así nos lo hacen llegar. Es difícil explicarlo en una conversación corta pero fue una auténtica pesadilla".

Los integrantes de la banda venezolana Rawayana

P. ¿Qué trabas tuvisteis que sortear?

R. "No llegamos a un Vive Latino porque Venezuela, potencia de crudo para combustibles, se quedó sin luz. No había manera de llevar los equipos y no pudimos ir. En ese momento, además, coincidiendo con nuestra primera gran gira, el gobierno tenía a todo el mundo prácticamente sin la posibilidad de sacar pasaportes y nosotros teníamos que pasar por todo tipo de embajadas y consulados para poder atender a nuestro público fuera. Además, el gobierno hizo una campaña contra nosotros para dañar nuestra imagen, un ataque mediático súper importante".

P. ¿Por parte del gobierno de Chávez?

R. "Sí, por parte de un ente del Estado. Nos chantajearon con la identidad y ahora te hablo así porque ha pasado tiempo pero fue muy doloroso. Tienes que pensar que a todos en la banda nos han secuestrado, nos han puesto armas, nos han robado... A nuestros colaboradores, incluso la propia Policía se los ha llevado. Por todas estas cosas la gente se fue de Venezuela. En este contexto estabas planificando la gira y, de repente, te dabas cuenta de que la aerolínea ya no trabajaba más aquí, perdimos toda la logística de la gira y fue muy frustrante".

P. Recientemente protagonizasteis otro choque con el oficialismo porque Maduro usó los acordes de una de vuestras canciones sin permiso.

R. "Ahora hay una realidad distinta que a mí honestamente hasta me cuesta entender. Supongo que los hijos de quienes están en el poder nos escuchan, conocen la banda, les gusta y eso ha podido cambiar la visión que tienen de nosotros. Es como si Venezuela fuera la finca de una gente y las injusticias se suceden. En este caso usaron nuestra música sin ningún permiso y nuestro equipo lo tuvo que reclamar. Creo que buscaban un poco nuestra atención pero no la tuvieron, no nos interesan estas polémicas".

P. Hasta qué punto España ha sido una inspiración para vosotros, ¿qué hay de España en Rawayana?

R. "Precisamente el último álbum lo escribí cuando pude quedarme por primera vez a pasar unos días en Madrid, vivir la noche, salir... Por ejemplo, la canción 911 está inspirada en situaciones que pasaron aquí en la capital".

P. ¿Con qué artista español os gustaría colaborar?

R. "Me gusta mucho C Tangana, me siento muy identificado con él desde el punto de vista creativo. También Sen Senra, Marc Seguí, Bad Gyal y también con Rosalía, que compartimos nominación con ella en los Grammy latinos que cambiaron su carrera cuando todavía no era famosísima. Y mira, de los clásicos, me encantaría cantar a dúo con Raphael".

Rawayana, en directo

P. En 2007 se os llegó a pasar por la cabeza que hoy estuvierais aquí llenando un Wizink Center y en plena gira internacional...

R. "La verdad es que sí, soñamos grande. Como la frase esa que dice: 'cuidado con lo que deseas porque vas a conseguirlo'. Nos imaginamos giras y estadios grandes. Es lindo cuando te sorprendes a ti mismo recogiendo lo sembrado, hay mucha gente trabajando detrás para que este sueño se haya hecho realidad, pero esto es solo el principio. Nosotros esta noche vamos a gozar”.

Dicho y hecho. Gozaron e hicieron gozar a un público muy entregado. Demostraron que son la banda sonora de la diáspora que tuvo que migrar. Durante dos horas de recital, como auténticos animales de escenario, fueron los anfitriones de una gran fiesta. Interpretaron en directo los sonidos que atraviesan como una columna vertebral el continente latinoamericano con toques de salsa, reggae, y hasta rumba. Sus canciones hicieron de puente que estrechó distancias y permitió cruzar el charco hasta esa patria de la que muchos de los presentes tuvieron que salir. Su música, convertida en el pasaporte y bandera que sus compatriotas ondean con orgullo.