La selección española peleará este domingo (20:30) por revalidar el título continental que logró hace dos años en la República Checa, tras sellar este sábado el pase a la final del Eurobasket 2019 con una victoria por 71-66 ante Serbia, el conjunto anfitrión, con una lección de carácter.
La misma garra, oficio, talento y, sobre todo, ambición que ha permitido al conjunto español luchar verano tras verano desde el año 2013 por las medallas en todas la grandes competiciones internacionales. Un carácter que en esta ocasión parecía ser insuficiente para acceder a la final, en la que España se medirá, una vez más, con Francia, tras situarse a falta de poco más de cuatro minutos para la conclusión por primera vez por detrás en el marcador (62-64) en un partido en el que siempre llevó el mando.
Pero cuando peor pintaba para la selección española, atascada en ataque e incapaz de contener en defensa a la ala-pívot local Jelena Brooks, llegó la acción que marcó el destino del encuentro. Incapaz de controlar la tensión, la jugadora serbia Ana Dabovic propinó un doble e innecesario golpe a la española Astou Ndour, que las colegiadas del encuentro castigaron con dos faltas, la segunda de ellas antideportiva.
El resquicio que necesitaba el equipo español para no sólo agarrarse a la pista, sino para adueñarse por completo de la situación gracias a su capacidad para manejar que su rival las emociones sobre la pista. Y es que si Serbia desde la doble falta de Dabovic no volvió a anotar un solo punto, España demostró su oficio para aprovechar los tiros libres para igualar primero la contienda y posteriormente dar el estirón definitivo para alzarse con la victoria (71-66).
Un triunfo que confirmó, como siempre le gusta recalcar al técnico español, Lucas Mondelo, que si por algo destaca esta selección es porque es ante todo auténtico equipo. El carácter permitió a España superar los escasos siete minutos que pudo contar sobre la pista en los dos primeros cuartos con la pívot Astou Ndour, que a falta de dos minutos para la conclusión del primer periodo tuvo que encaminarse al banquillo con dos faltas personales.
Pero si la ausencia de una jugadora como Ndour, que promediaba 24 puntos y doce rebotes por partido en este Eurobasket, hubiera desconcertado a cualquier equipo, no ocurrió así con el conjunto español, que demostró que no depende de ninguna jugadora.
Si España no pudo contar con los puntos en la pintura de Ndour, encontró en las penetraciones de Silvia Domínguez, que volvió a ser fundamental saliendo desde banquillo, el camino para superar al conjunto serbio. De hecho, ocho puntos casi consecutivos de la base del Perfumerías Avenida permitieron a la selección española cerrar el primer cuarto con una ventaja de diez puntos (21-11).
Aunque si alguien pensaba que Serbia, que, como España, llegaba a esta semifinal contando por victorias todos sus partidos, se iba rendir tan fácilmente, se equivocaba. Enrabietada por su mala puesta en escena, la selección serbia subió un punto su intensidad defensiva, lo que provocó el desconcierto ofensivo del equipo español, que tan sólo logró anotar un tiro libre (22-17) en los dos primeros minutos y medio del segundo cuarto.
Circunstancia que obligó a pedir con urgencia un tiempo muerto al preparador español, que exigió más paciencia a sus jugadoras en ataque. Una receta que no tardó en dar sus frutos al combinado español, que con un punto más de pausa logró encontrar mejores posiciones de tiro, el elemento que necesitaba España para recuperar el hilo en ataque.
En especial la escolta Ana Cruz, que, tras cerrar el primer cuarto sin ningún punto, encadenó una canasta tras otra hasta contabilizar un total de once puntos en el segundo período, que permitieron a España alcanzar el descanso con una renta de siete unidades (37-30).
Una ventaja que las de Lucas Mondelo defendieron con uñas y dientes en un tercer parcial, en el que Serbia, incapaz de descontar la diferencia, decidió convertir cada acción en una auténtica batalla. Pero si las locales pensaban que a base de agresividad iban a conseguir arrugar al conjunto español, poco conocen a esta selección, que si por algo destaca es por su competitividad.
Un carácter irreductible del que hicieron gala jugadoras como Cristina Ouviña o Marta Pina, que con sus canastas en momentos decisivos permitieron a España entrar en el último período con una ventaja de ocho puntos (58-50). Diferencia que poco a poco se fue diluyendo hasta llegar a falta de 2:59 minutos para el final, cuando Ana Dabovi con su inoportuna doble falta, dio alas al equipo español, que no desaprovechó el error de la jugadora serbia para sellar su billete a su quinta final continental.