El Real Madrid consiguió una plácida victoria por 89-55, ante un Buducnost de Montenegro que en ningún momento tuvo opción alguna de victoria y que justificó completamente no haber inaugurado su casillero de triunfos.
Anthony Randolph y Fabien Causeur anotaron los dos primeros lanzamientos, triples, del Real Madrid, lo que no hizo sino corroborar la idea preconcebida, por parte de los aficionados, de que el Buducnost era un equipo de la parte baja de la clasificación y que tampoco debería dar demasiada guerra al vigente campeón.
El Madrid, en vista del éxito inicial y de que la defensa del equipo montenegrino tampoco era demasiado exigente, se perdió en un baloncesto ofensivo demasiado directo, sin elaborar la jugada y sin pensar demasiado.
El marcador sin hacer prácticamente nada le daba la razón al equipo español, 10-6 (m.5). Un tapón y algo de intimidación de Edy Tavares, una penetración de Sergio Llull y poco más fue necesario para superar a un Buducnost en el que solo Nemanja Gordic, 9 puntos en el primer cuarto, supuso un mínimo problema hasta el 21-15 de final del primer acto.
Con las rotaciones el Madrid siguió dubitativo, con buenas acciones y con un Rudy Fernández que anotó dos triples seguidos para sacar a su equipo de una especie de letargo en el que se sumió mediado el segundo cuarto, 32-25 (m.15.30).
No fue necesario mucho más, ya que el Buducnost, más allá de su mayor o menor calidad individual, no consiguió anotar un solo triple de los nueve intentos que hizo desde la línea de 6,75 metros en los primeros veinte minutos. Con esta absoluta carencia en una de las facetas más importantes del baloncesto moderno, el equipo balcánico fue como un lobo sin dientes, incapaz de asustar a nadie. Por mucho que Alen Omic aprovechara la ausencia de la pista de Tavares para anotar algunos puntos.
El Madrid, sin necesidad de apurar la marcha del partido se fue al descanso con una ventaja de 13 puntos, 44-31. Un triple de Jeffery Taylor y cuatro tiros libres de Randolph pusieron la veintena de puntos de ventaja en el marcador, 51-31, tras un parcial de 7-0 en los primeros dos minutos y medio.
Parcial que Llull se encargó de redondear con un triple, 10-0 y 54-31. Aleksandar Dzikic solicitó tiempo muerto para insuflar algo de ánimo a sus jugadores, que consiguieron anotar su primera canasta, y primer triple del partido, por medio de Coty Clarke (m.24.45), 54-34.
Con la victoria llamando a gritos a las puertas del Real Madrid sin que el Buducnost hiciera nada digno de mención para remediar la situación, el partido fue languideciendo, aunque la verdad es que en ningún momento tuvo el nervio habitual de un partido de Euroliga.
Tras llegar a los 25 puntos de diferencia en algunos momentos, 61-36 (m.27), el tercer acto finalizó con un claro 65-44. Si el tercer cuarto se abrió con un 10-0 para el Madrid, el último se quedó en 8-0, otro parcial demoledor en 3 minutos, 73-44.
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El único interés de los últimos minutos fue esperar al resultado final, 89-55, y ver si Klemen Prepelilc inauguraba su casillero para que todos los jugadores anotaban, como así sucedió.