El Real Madrid se apuntó de nuevo, como en el año 2000 en el nacimiento de la Euroliga, a un debut victorioso por 83-65 ante el Olympiacos, guiado de la mano de un Sergio Llull que fue el máximo anotador con 22 puntos.
No fue una victoria tan sencilla como puede indicar el marcador a primera vista, ya que el equipo madridista sólo pudo respirar con cierta tranquilidad en los últimos minutos, cuando el equipo griego arrojó la toalla.
Un triple de Vassilis Spanoulis, después de casi minuto y medio de partido, inauguró la nueva Euroliga, aunque fue Sergio Llull el jugador más destacado del primer cuarto, anotando 15 puntos casi sin fallo, con 3 de 3 en triples, 2 de 2 en canastas de dos puntos y 2 de 3 en tiros libres.
El Madrid salió con la lección aprendida y con el objetivo de intentar atar lo más corto posible a Spaoulis. Llull fue el encargado inicial, contando con la ayuda del resto de sus compañeros. El Olympiacos no acabó de encontrar el camino al aro, por su falta de efectividad en el lanzamiento, pero consiguió cerrar el primer acto con un 24-17.
La buena circulación de balón del Real Madrid no se vio reflejado en el marcador porque el Olympiacos ajustó más su defensa y en los locales hubo algún que otro desajuste en defensa, con Jaycee Carroll como protagonista al ser superado claramente por Daniel Hackett. Esto unido a la superioridad griega en el rebote (14-19) y a que los madridistas sólo capturaron uno en ataque por ocho de los atenienses, dio como resultado que al descanso las fuerzas estaban más que igualadas, 42-40.
Algo a destacar fue el mal funcionamiento del marcador, algo imperdonable en una competición que desea dar un salto de calidad en todos los sentidos. Los espectadores apenas supieron cual fue el marcador real en cada momento.
Los dos equipos demostraron que estamos en los albores de la temporada y que todavía les faltan entrenamientos para alcanzar la forma física ideal de sus jugadores y el acoplamiento necesario para que la maquinaria funcione a la perfección. Aunque también demostraron que el espíritu competitivo lo tienen a tope.
Tras el descanso el marcador se frenó. Las defensas subieron un par de escalones su presencia y tanto Madrid como Olympiacos tapiaron su aro para el rival, 49-46 (min.25) con un exiguo parcial en cinco minutos de 7-6.
Los griegos se adelantaron en el marcador de manera fugaz, 49-51 (min.26), momento en el que Rudy Fernández, Llull y el mexicano Gustavo Ayón comenzaron a tirar de calidad, entrega y galones para reconducir la situación, 58-51 (min.28.30), con un parcial de 9-0 en dos minutos y medio.
El tercer cuarto finalizó con un más tranquilizador, para el Real Madrid, 62-53, después de una buena reacción y de una notable mejora en el rebote. El Real Madrid aumentó su renta a los once puntos, tras un triple de Carroll (67-56, min.31.30), pero los helenos lejos de tirar la toalla redoblaron esfuerzos, con Matt Lojeski especialmente certero en el tiro, para acercarse en el marcador.
Las faltas antideportivas, por novedosas, deberán tener un tiempo de aceptación y entendimiento por parte de jugadores y aficionados. Un parcial de 4-7 en cuatro minutos (71-63, min.35.30) volvió a frenar el marcador.
Los fallos en los lanzamientos y las imprecisiones volvieron a hacer su aparición en los dos bandos. Laso paró el partido con un tiempo muerto y puso veteranía y experiencia en pista, con la vuelta de Felipe Reyes, para intentar atar la victoria.
Luka Doncic, que ya es un jugador decisivo a sus 17 años, elevó la renta a 12 puntos, 75-63, a falta de tres minutos, y a 13, con un triple (78-65) a falta de poco más de un minuto. El Madrid supo dormir el partido para cuajar un debut victorioso por 83-65.