El alcohol y la conducción forman un cóctel molotov incompatible con la seguridad. El problema es que cuando bebes y conduces, no solo pones en peligro tu vida, sino la de los que te rodean.
Es lo que le ha sucedido a Sebastián Ariel Devoto. A las 5:30 de la mañana, Sebastián se dirigía al trabajo en bicicleta cuando un coche le atropelló y se dio a la fuga, dejando a la víctima en estado grave.
Ocho manzanas después, el mismo conductor que le había atropellado se estrellaba contra un coche que se encontraba detenido en un semáforo. Fue detenido y dio una tasa de alcohol de 2'14, cuadriplicando la tasa permitida.
El ciclista se encuentra en estado grave, con los dos pulmones dañados, fracturas en las dos piernas y en el cráneo. "Le dije que no se fuera en bicicleta, que me da mucho miedo", reconoce visiblemente afectada su mujer y la madre de sus dos hijos.
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