Han dejado el sufrimiento atrás. Ummid, Bayan y Madhi son tres refugiados que escaparon de sus países buscando nuevos sueños y Suecia es ahora su casa, donde pueden hacer lo que más deseaban: jugar a fútbol.
El Club Kista de Estocolmo es el que les da esa oportunidad que tanto les ha cambiado la vida. "El fútbol es mi vida", dice Ummid, quien agradece la acogida: "El Club Kista es una familia. Me lo han dado todo".
A pesar del cambio que ha sido para ellos salir de sus ciudades natales, el proceso es todavía algo que les atormenta, como cuenta Madhi: "El por qué me vine a Suecia es una situación muy dolorosa... Si lo explico empezaré a llorar".
Sin embargo, sus ilusiones fueron más fuertes que el miedo y han conseguido volver a sonreír.
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"Mi sueño era que mi hija jugara al fútbol, pero todo el mundo te dice que no puede, que es solo para chicos..." comenta Bayan, quien no se dio por vencida. "Ahora mi hija juega al fútbol", concluye.