El avión en el que el pasado lunes viajaba el futbolista argentino Emiliano Sala, en paradero desconocido desde entonces, tuvo problemas para despegar de Nantes con rumbo a Cardiff, según indicó el propio jugador a algunos de sus compañeros en mensajes enviados con su teléfono móvil.

Según revela el diario "Ouest France", Sala envió varios mensajes a su compañero del Nantes Nicolas Pallois, que le había llevado hasta el aeropuerto, en el que le indicó que el avión había intentado despegar "tres o cinco veces" antes de lograrlo. Los mensajes iban acompañados de emoticonos con sonrisas, según el rotativo.

La exnovia de Emiliano Sala, junto al jugador argentino

Una vez en el aire, el atacante argentino grabó un mensaje de voz que envió por "wasap" a allegados en Argentina en el que mostraba su inquietud por el estado del avión, conversación revelada por el diario "Olé".

Durante la comida que compartió con sus antiguos compañeros del Nantes, de quienes quería despedirse para iniciar una nueva etapa en el Cardiff, Sala también bromeó con el estado en que se encontraba el aparato que el presidente de su nuevo club había puesto a su disposición para viajar a la ciudad del noroeste francés. "Ouest France" señala que Sala había utilizado en tres ocasiones el avión, un Piper PA-46 "Malibu" matriculado en Estados Unidos.

Emiliano Sala

El diario regional apunta que tres personas pasaron el control de embarque, pero que una de ellas, el experimentado piloto Dave Henderson, se quedó en tierra por motivos desconocidos hasta el momento. Otro piloto, cuya identidad no ha trascendido, tomó los mandos del aparato y, siempre según el rotativo, pidió al control aéreo bajar de altura poco antes de que se perdiera la señal de radio, lo que puede indicar que encontró problemas con el hielo.

El avión, un monomotor de seis plazas, había despegado sobre las 20.15 horas local (19.15 GMT) del aeropuerto de Nantes y, tras una hora de vuelo, desapareció de los radares, cuando se encontraba sobre aguas de Guernesey, territorio bajo soberanía británica. Las autoridades de esa isla lo buscan desde entonces aunque ya han asegurado que, dadas las bajas temperaturas del agua, hay pocas esperanzas de encontrar supervivientes.