Sin Liga en marzo. Así está, o parece estar a priori, el Real Madrid. Era un todo o nada el que tenían los blancos ante el Barcelona, ante un nuevo Clásico que, otra vez, ha caído del lado de los culés. Con un Arthur en plan metrónomo, los de Valverde mandaron en el global de los 90 minutos y se llevaron los tres puntos del Santiago Bernabéu gracias a un gol de Rakitic.
Apenas 72 horas habían pasado desde que se vieron las caras en la Copa del Rey, con un Real Madrid que pareció salir con la moral alta a pesar del 0-3 que se llevó en contra. Perdieron, cayeron eliminados, pero por fútbol y de haberse jugado a los puntos como en boxeo a saber cuál habría sido el desenlace. En cambio, en Liga cayeron. Y en esta ocasión no había ni hay moral a la que agarrarse.
Porque tuvieron ocasiones, algunas claras que terminó desbaratando Lenglet con su posiblemente dolorido abdomen. Pero esta vez el Barcelona manejó los tempos. Y lo hizo gracias al que no estuvo en Copa y al que llevaba lesionado unas cuantas semanas. Fue Arthur quien tomó responsabilidad y se encargó de dar sentido y fluidez a un fútbol en el que Messi demostró que es un '10', un '9', un '8'... y si hace falta hasta un portero.
Sin embargo, no fue él quien deshizo la igualada y quien marcase, a la postre, el gol definitivo del encuentro. Fue Rakitic, quien dejó tirado a Sergio Ramos en carrera para terminar picando el cuero por encima de Courtois. Golazo del croata en una acción que dejó retradado al camero.
Fue la primera. La segunda llegaría justo antes de alcanzar el descanso. El central, en un despeje, sacó a pasear su brazo e impactó de lleno en la cara de Lionel Messi. Posiblemente roja, pero la única tarjeta que sacó Undiano en el primer acto fue a Busquets al poco de cumplirse el minuto.
Ramos la vio, pero en la segunda parte. En una en la que el Real Madrid trató de estirarse con los cambios. Con Asensio y con Isco, que salieron por Casemiro y un Gareth Bale que cada vez deja de ser menos noticia el que no haga nada en el césped. Con todo, el Barça, agazapado y con seguridad defensiva gracias a Gerard Piqué, buscaba las contras para sentenciar un partido ante un rival que apenas inquietó a Ter Stegen.
Lionel Messi pudo dar por finiquitado el envite con un tiro que se fue fuera por poco, y la emoción se mantuvo hasta un final que llegó rápido para el Real Madrid y lento para un Barcelona que, a pesar de ser superior no tuvo el 'punch' suficiente para asegurarse un plácido pasar de los minutos. Eso sí, los tres puntos son suyos, y los blancos se quedan fuera de la lucha por LaLiga nada más comenzar marzo. Tan solo les queda la Champions League.