Se veía venir. Simplemente. Lo que ha pasado en el Camp Nou, en el Clásico, era algo que viendo lo visto podía suceder. El Barcelona ha pasado completamente por encima a un Real Madrid que tan solo estuvo en el Camp Nou durante un cuarto de hora y deja completamente noqueado al proyecto de Julen Lopetegui. Cinco a uno, y pudieron ser más, para que los blancos duerman más cerca del descenso que del liderato con 10 jornadas disputadas.
Y es que ha sido un baile. Un completo baile desde el minuto 1 hasta el 90 con tan solo un rato en el que el Real Madrid sacó el orgullo. Pero con orgullo, ante un Barça que ni tan siquiera necesitó a Lionel Messi, no es suficiente. Se necesita jugar a algo. Bien al toque, bien al contragolpe. A lo que sea, pero a algo. Sin embargo, los de Lopetegui no saben a qué juegan ni a qué quieren jugar. Sin 'punch' en ataque, la defensa es una fiesta constante y una alegría para los atacantes rivales. Ante el Viktoria Plzen pasa, pero contra el Barcelona te caen cinco.
El primero llegó casi nada más señalar Sánchez Martínez el comienzo del partido. Un descontrol absoluto en la zaga provocó una llegada de Coutinho completamente solo para definir ante Courtois mientras Sergio Ramos trataba de sacar el balón desde dentro de la portería. El segundo, gracias al VAR, dejó claro que Varane no está. El galo trabó a Luis Suárez en el área al llegar tarde y el charrúa definió desde los once metros.
Sí, el resultado podría ser lo peor, pero no. Lo peor fue todo lo demás. Las sensaciones, con y sin balón. Jugadores perdidos, faltos de ánimo, de garra y de carácter competitivo. Ni diez bebidas energéticas podían haber quitado las legañas a Bale y a Benzema. E Isco, lejísimos de donde puede hacer daño. La banda derecha, la de Nacho, era una autopista por la que Jordi Alba tan solo tenía que correr. La cosa solo podía mejorar. Y lo cierto es que así fue.
Sin Varane, con molestias, y con Lucas Vázquez, el Real Madrid sacó algo de furia. La necesaria para marcar un gol y dar un par de sustos. Fue Marcelo, que lleva tres tantos en tres partidos consecutivos. Y los 'uy' los pusieron Modric, con un tiro al poste en el que fue su acción más memorable de otro nuevo partido para olvidar, y Benzema, que remató alto de cabeza un centro de Lucas Vázquez. La gasolina eso sí duró poco, y después del arreón llegó la fiesta al Camp Nou y un baile, el del Barcelona, que tenía frente a sí a una 'pareja' que no se movía.
Luis Suárez aprovechó la 'ausencia' de defensas del Real Madrid para campar a sus anchas. Con Sergi Roberto ya en medio, y con Semedo en banda, el Barcelona recuperó el balón y el uruguayo puso con la testa el 3-1 para noquear por completo a los blancos. El 4-1 también fue obra suya, después de un enorme fallo de Sergio Ramos que cada vez son menos noticia. Y ya, casi al final, llegó el quinto. Fue Arturo Vidal, jugador que sin vestir la azulgrana tenía bastantes ganas a los madridistas.
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Pudo llegar el sexto, y el cuarto de Luis Suárez, de no ser por Courtois. De hecho bien pudo ser el belga el más destacado de los madridistas en el Camp Nou con un par de paradas que evitaron el escándalo. Al final, quien queda sentenciado y señalado es Julen Lopetegui, que a saber si es el máximo culpable de una plantilla mal planificada tras la marcha de Cristiano Ronaldo. El Clásico ha dictado ya su veredicto. Cinco a uno a favor del Barcelona.