En el año 2004, Borja Oubiña era un joven canterano que despuntaba en el primer equipo vigués. Borja jugó, con el 28 a la espalda, el partido frente al Arsenal que eliminó al Celta de la máxima competición europea. El jugador confió dicha camiseta a su madre tras el partido, como confesó en una entrevista dos años más tarde. Ni siquiera conservaba la camiseta de su debut.
El problema llegó cuando un coleccionista compró la camiseta de Borja Oubiña, con el 28 a la espalda, por 350€, una prenda que, según el vendedor, el jugador celtista usó durante la eliminatoria frente al Arsenal en Highbury, Londres. Pero la camiseta que le llegó al coleccionista dejó mucho que desear, según informa 'La Voz de Galicia'.
El coleccionista comprobó que el escudo de la Champions estaba bordado a mano y con una calidad alejada a la esperada, por lo que decidió denunciar al vendedor.
El juez ante la imposibilidad de dictar sentencia con las pruebas decidió llamar a Oubiña para presentarse con la camiseta original y ver las diferencias. Los funcionarios comprobaron -entre otras diferencias- que las camisetas eran de distinta talla (talla L la de Oubiña, y XL la del vendedor). Ahora el juez tendrá que reanudar la vista tras las pruebas que presentó Oubiña.