El Barça tiene un problema. Uno muy, muy grande. Uno que va más allá de ganar. Uno que es, directamente, que no engancha. Que no engancha nada a su público. Con los estadios ya listos para acoger al cien por cien del aforo disponible, ante el Alavés apenas hubo 35.000 personas en el Camp Nou para ver el estreno de Sergi Barjuan en el banquillo azulgrana.
Ya se venía avisando de que esto era algo serio. De que el fútbol del Barça, de un Barça sin Messi, no llega a la gente. Que no atrae. Y es que esto que ha sucedido ante el club babazorro es solo la continuación de lo que viene pasando desde que se dio luz verde al aforo completo en los estadios de fútbol.
Valga como ejemplo el partido contra el Valencia. Contra todo un Valencia. Para ese duelo, apenas 47.000 personas se dieron cita en el Camp Nou. Y en Champions League, sabiendo del horario de 18:15 ante el Dinamo, no se llegó ni a los 46.000 espectadores.
El Clásico ante el Real Madrid tampoco hizo más que ver que el problema existe. Sí, la asistencia fue evidentemente alta, pero fue la más baja para un encuentro ante el Real Madrid en LaLiga desde el año 1997. Esa fecha, el partido fue de Supercopa.
Fueron más de 86.000, por los más de 93.000 que se congregaron en el último Clásico con público en el Camp Nou. Lejísimos de las cifras de casi 100.000 personas en, por ejemplo, las temporadas 2015-16 y 2011-12. Recordemos que el aforo del Camp Nou es de 99.354.
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A saber si el 'efecto Xavi', si es que el de Terrasa como parece sucederá es quien se sienta en el banquillo, logra atraer de nuevo a una afición que echa de menos al Barça en el que él era el faro del mediocampo junto a Andrés Iniesta.