El expresidente de la RFEF Luis Rubiales se enfrenta a hasta siete años de prisión y a una pena de inhabilitación con sentencia firme por el beso en los labios a la jugadora Jenni Hermoso tras la victoria de España en el pasado Mundial. Así se desprende del auto del magistrado de la Audiencia Nacional Francisco de Jorge en el que propone juzgar a Rubiales por los delitos de agresión sexual y coacciones. En el documento, al que ha podido acceder laSexta, se exponen una serie de detalles que han llevado al juez a valorar esta vía.
En primer lugar, De Jorge justifica en ese auto el desconcierto inicial de Hermoso tras la polémica. "No tuvo tiempo de reaccionar. La jugadora trató de restarle importancia en un primer momento y continuar celebrando el histórico triunfo de la selección. No obstante, conforme iban pasando las horas, la euforia del triunfo fue dando paso al malestar y al sentimiento de haber sido ofendida por la acción antes relatada", indica en un escrito en el que añade que ese malestar "fue en aumento ante las presiones de Rubiales y de su círculo próximo".
Precisamente, apunta De Jorge que fue el expresidente de la federación española de fútbol quien urdió las presiones a Hermoso y señala al exseleccionador Jorge Vilda por advertir a Hermoso de las "malas consecuencias" de su decisión: "Rubiales trató de conseguir que Hermoso accediese a hacer una manifestación pública, realizada conjuntamente con él, a lo que la jugadora se negó expresando su malestar. El querellado pidió a Jorge Vilda que hablase con el hermano de la querellante para convencerla de que participase en la realización de un video con el contenido pretendido".
En este sentido, el magistrado de la Audiencia Nacional continúa reconstruyendo los hechos producidos a consecuencia de esos intentos de presión: "Vilda buscó en el avión a Rafael Hermoso y le advirtió de que si su hermana no accedía a participar en el vídeo, su negativa tendría consecuencias negativas para ella y experimentaría perjuicios en su carrera profesional como futbolista". Pero no solo fueron Rubiales y Vilda lós únicos en presionar a Hermoso, y es aquí donde entran en escena el responsable de marketing de la RFEF, Rubén Rivera, y el director deportivo de la selección masculina, Albert Luque.
[Luque] la acusó de ser mala persona, deseándole que se encuentre muy sola en la vida"
"Rivera pidió a Hermoso de manera reiterada y persistente que hablase por teléfono con el responsable de integridad de la Federación [...] para participar en el vídeo exculpando a Luis Rubiales", advierte De Jorge, quien detalla que, ante "las reiteradas negativas, Luque se personó en el hotel intentando forzar a Hermoso a hablar con él para convencerla de participar en el vídeo". Y añade: "Luque insistió por medio de Whatsapp a Hermoso e insistiendo también personalmente, durante aproximadamente media hora, a la amiga de la jugadora para que Hermoso hablase con él".
Es especialmente relevante cómo concluye el magistrado estos intentos de Luque por acercarse a Hermoso: "Finalmente, ante la rotunda negativa, Albert Luque envió un mensaje de Whatsapp a la amiga de Hermoso, insistiendo en su petición de ayuda para justificar la conducta de Luis Rubiales expresando su enfado, acusándola de mala persona, deseándole que se encuentre muy sola en la vida y anunciándole que se alegrará de que eso suceda". Estas presiones a las que fue sometida la campeona del mundo crearon en ella, dice el juez de la Audiencia Nacional, una "situación de ansiedad e intenso estrés".
De Jorge subraya asimismo en ese auto que hay "sólidos indicios" de que el beso de Rubiales a Hermoso "no fue consentido y fue una iniciativa unilateral y sorpresiva del investigado", si bien considera que "la finalidad erótica o no o el estado de euforia y agitación experimentado como consecuencia del extraordinario triunfo deportivo son elementos cuya concurrencia y consecuencias jurídicas deberán valorarse en el juicio oral y público ante el órgano encargado del enjuiciamiento". No obstante, concluye que "se limita a apreciar que existen indicios suficientes de la comisión de los hechos narrados en este auto".
Rubiales pidió archivar el caso
Tan solo dos días atrás, Rubiales había pedido al juez de la Audiencia Nacional el archivo de la causa contra él, y aprovechó para arremeter contra la Fiscalía por promover, según indicó, que la jugadora le denunciara. En un escrito que remitió a Francisco de Jorge, la defensa de Rubiales consideraba que se debía decretar el sobreseimiento de esta causa al no haber quedado acreditado que los hechos denunciados fueran constitutivos de "delito alguno". La abogada del expresidente de la RFEF pedía tener en cuenta que el deseo manifestado por Hermoso de denunciar "podría responder en realidad a la previa voluntad social o pública de persecución de aquel hecho, que ella acaba asumiendo".
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"La decisión de denunciar no es espontánea ni se produce inmediatamente después de los hechos, sino que responde a un requerimiento expreso de la Fiscalía, que obliga a un pronunciamiento en uno u otro sentido, en un clima de enorme repercusión pública de los hechos –como expresamente se dice por la propia Fiscalía- y de repulsa social, política y mediática al acto ya ampliamente manifestada", expuso la letrada, Olga Tubau, a quien le resultaba "paradójico" que la Fiscalía no hiciese mención a que las manifestaciones públicas de la jugadora tras este hecho fueron "abiertamente contradictorias con lo manifestado de forma espontánea tanto por ella como por su hermano".