El Real Madrid cayó ante el CSKA Moscú (1-0) con un gol encajado en el primer minuto de juego, derrota que pone en un aprieto al técnico blanco, Julen Lopetegui, que afronta su primera crisis desde que asumiera el cargo.
El campeón de Europa sumó hoy su tercer partido consecutivo sin ver puerta, pero es que además volvió a dejarse sorprender al comienzo del partido. Como ocurriera en este mismo escenario, el estadio Luzhnikí, con España en los octavos de final del Mundial, el equipo madridista no pudo romper la muralla rusa, defendida por el mismo portero, Ígor Akinféev.
La segunda unidad decepcionó. Ceballos no se encontró cómodo en ningún momento del partido. Asensio no asumió galones. Y la delantera echó mucho de menos a Bale.
Fue un ejercicio de impotencia que llevó a muchos a acordarse de Cristiano Ronaldo y a pedir a gritos la entrada de Mariano por Benzemá. Pese a las ausencias de Ramos, Marcelo, Isco y Bale, Lopetegui no varío su sistema y salió de inicio con su clásico 4-3-3.
Para ello, dejó en el banquillo a Modric e introdujo a Lucas Vázquez en sustitución de Bale. Pese a las sospechas del técnico madridista, el CSKA salió con cuatro defensas y un esquema muy ofensivo, que acabó sorprendiendo a los actuales campeones de Europa.
No había pasado ni siquiera un minuto cuando un fallo garrafal de Kroos propició el primer gol del encuentro. El alemán quiso devolver de primeras a la defensa, pero acabó entregando el balón al croata Vlasic, que encaró a Varane, lo superó y su disparo raso con la zurda superó a Navas (min.1).
El Luzhnikí, que presentaba una entrada similar a la de la final de la Copa Mundial entre Francia y Croacia, se convirtió a partir de entonces en una olla a presión para el equipo blanco. En el primer cuarto de hora los futbolistas madridistas no dieron una a derechas, mientras los rusos no dejaban de entrar como puñales por las bandas.
La primera jugada de peligro del Real Madrid fue pasados los veinte minutos en una buena internada de Lucas por la derecha que acabó con un disparo desviado de Reguilón, al que se le vio muy atrevido en su debut. Ahí pareció despertar el Madrid.
Y así en una jugada colectiva, Casimiro llegó a las proximidades del área y se sacó de la chistera un disparo raso que fue escupido por el poste derecho de la portería defendida por Akinféev.
Los pupilos de Lopetegui, que no dejó de desgañitarse en la banda, adelantaron líneas y encerraron al equipo del Ejército ruso, pero les faltó acierto una vez más. Benzema, que alargó un partido más su alarmante sequía goleadora, lo intentó primero desde fuera del área y después de cabeza, pero su remate golpeó la cruceta, mientras Lucas puso a prueba a un seguro Akinféev.
En la segunda parte Asensio, que estuvo desaparecido en combate los primeros 45 minutos, pareció despertar con dos disparos marca de la casa desde fuera del área.
No obstante, el Madrid había perdido empuje, por lo que Lopetegui perdió la paciencia y dio entrada a Modric y a Mariano, que marcó un golazo en la primera jornada ante la Roma y que hoy volvió a demostrar que merece más minutos.
Los cambios apenas dieron frutos, ya que el Madrid no acababa de encontrar huecos en la tupida defensa rusa, mientras cada vez dejaba la retaguardia más desguarnecida ante los peligrosos contraataques locales. De hecho, Keylor Navas tuvo que intervenir a falta de un cuarto de hora para evitar el segundo gol.
Cuando no era la defensa, era Akinféev, el héroe de los octavos ante España el que entraba en acción, como cuando despejó con las yemas de los dedos un disparo con rosca de Ceballos. La suerte tampoco se alió con el campeón, ya que al borde del descuento Mariano se elevó por encima de la defensa rusa para rematar de cabeza, pero el poste evitó de nuevo el gol del empate.
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Antes del pitido final Varane tuvo en su cabeza el empate, pero remató incomprensiblemente fuera, tras lo que el árbitro echó de roja directa a Akinféev. El Real Madrid, que no perdía en tierras rusas desde los Galácticos, no pudo romper el mal fario del Luzhnikí, donde el equipo blanco nunca ha podido ganar.