Parecía que estaban de vuelta. Parecía que el mejor Real Madrid, el Real Madrid temido por todos que campa a sus anchas por España y Europa, había regresado. Por lo visto ante el Deportivo, y por lo visto sobre todo ante el Valencia. Pero nada más lejos de la realidad. El Real Madrid de la 2017-18, de momento, es más el que se vio ante el Levante. Incapaz en ataque, y extremadamente frágil en defensa. Un Real Madrid que pincha por enésima vez, que se deja la victoria ante un rival asequible como el Levante, y que puede acabar la jornada a 21 puntos del líder, que encima es el Barcelona.

Volvió la BBC. Volvió el once tipo de Zidane. El equipo A. Volvieron todos a jugar juntos... pero ni con esas. Ni así se solucionaron los dos problemas que están lastrando, y mucho al Real Madrid esta temporada. Y es que por mejor que juegues, por más que domines y por más que seas o creas que eres mejor que el rival, las áreas son sagradas. Y ahí los blancos siguen fallando.

Y eso que empezó bien la noche en Valencia. Con gol. Con uno en una de las especializades madridistas que tantas alegrías les han dado en el pasado y que a buen seguro se las seguirán dando en el futuro. Jugada de Marcelo y de Benzema, corner a favor y Sergio Ramos rematando, con ayuda de Karim y de Oier, la bola directa a las redes. Y además el Madrid mandaba.

Pero sin concretar. Sin morder y claro está sin tragar. La verticalidad de Bale brilló por su ausencia, y Cristiano tampoco estaba especialmente atinado con la pelota tanto cerca como lejos del área. Sí, seguía el problema en ataque. Y en defensa también, porque Morales cazó al Real Madrid a la contra para forzar un rechazo de Navas, y para que Boateng pusiera el empate ante el júbilo granota en las gradas.

Excesivamente frágil el Real Madrid atrás, como siempre. Por más BBC que haya, por más Ramos que vuelva o por más que se diga que Marcelo está de nuevo de vuelta. Fragilidad absoluta, que siguió en el segundo acto con un Levante confiado que pudo anotar en una contra, otra más, de Morales. No supo qué hacer, y Lerma, en una sucesión de rarezas, se topó con la cara de Keylor Navas.

Algo no iba bien. O más correctamente, algo no va bien esta temporada en la transición ataque-defensa en el equipo de Zidane. Bale, invisible, dejó su puesto a Isco, y el malagueño respondió en un increíble error de la zaga granota. Con Cristiano negado, Benzema peleó un balón que se iba por la línea de fondo y entre él y el defensa le dejaron franco el cuero al 22 para que este batiera a Oier.

Al banquillo se fue Cristiano, y desde ahí el luso vio la nueva debacle de su equipo. Quizá pensando en lo que se venía, Ronaldo mandó al cámara grabar al partido y no a él, y grabó la jugada que saca a relucir los males del Real Madrid esta temporada. No es cuestión de nombres, de equipo A o de equipo B, de BBC, de Isco o de Asensio, de fichajes o de los que no están. Es cuestión de que las áreas son sagradas, y en la suya no están finos. Un pase a Pazzini, sin marcaje, acabó con el cuero en las redes de Keylor Navas.

Y acabó con un Real Madrid que ya tiene la Liga como mero compromiso oficial y que ve al PSG como su redención o como una espada de Damocles que cada vez tiene más cerca. Mal, de nuevo, los blancos. Mal la tan esperada BBC. Mal Ramos en su regreso. Mal en equipo, en genral, ya sean los titulares o ya sean los suplentes. Así es, de momento, este Real Madrid.