Punto y final al sueño europeo de la Real Sociedad. Una fase de grupos muy brillante en la Champions League. Pero el Paris Saint-Germain, en la eliminatoria de los octavos de final, fue demasiado rival. Sobre todo porque en sus filas (todavía) está Kylian Mbappé. Detener al galo en el área es ahora mismo casi una utopía. (1-2).
Era la noche de Kylian. Todos los focos estaban puestos en él. Era su primera visita a España desde que el 15 de febrero se publicara en Francia que abandonaría el Paris Saint-Germain el próximo verano. Y, por supuesto, volvió a demostrar que es uno de los mejores futbolistas del planeta.
Desde el minuto uno, buscando la portería desde el costado izquierdo: carreras, regates y disparos. En una jugada en línea de fondo anotó el primero. Se marcó dos amagos y colocó la pelota en el palo largo. Incluso hizo un agujero a la red. Imparable.
Cada pelota que le llegaba al 7 se traducía en peligro. Centró Barcola y de primeras Mbappé buscó el palo izquierdo de la portería defendida por Álex Remiro. Esta vez el portero de la Real Sociedad sí pudo poner el pie para evitar el segundo de los parisinos. Pero en ataque, la Real se descomponía.
Avisó Luis Enrique en la previa que sus chicos atravesaban el mejor momento del curso. Muy sólidos en defensa y letales en la salida hacia el ataque. No sufrió el PSG en el Reale Arena. Donnarumma apenas tuvo que intervenir bajo sus palos. Y así pasaron los minutos.
Hasta que Mbappé volvió a aparecer. De nuevo a la espalda por la izquierda. Eso sí, esta vez la definición ante Remiro fue al palo corto. Otra demostración de clase de un futbolista que está llamado a marcar una época en el fútbol. Y el PSG, claro, es candidato a esta Copa de Europa.