El mundo del fútbol continúa volcándose con los más desfavorecidos tras el conflicto bélico provocado por la invasión de Rusia a Ucrania. En este caso, ha sido la escuela Football Player Academy de Las Rozas la encargada de incorporar a su club a dos refugiados ucranianos, Ivan y Mike Gross.
Ambos niños, de 13 y 15 años de edad respectivamente, formaban parte de las categorías inferiores de uno de los clubes más importantes de su país, el Dinamo de Kiev, pero se vieron obligados a abandonar Ucrania con el estallido de la guerra y ahora han encontrado un nuevo hogar en Madrid.
"Enseguida contactaron con nosotros a través de una familia que tiene a los niños en el club. Sus vecinos habían acogido a una familia ucraniana, cuyos niños querían jugar al fútbol y nos preguntaron si había posibilidad. Evidentemente les dijimos que no había problema por nuestra parte y les dimos todo el material para que empezaran cuanto antes. Incluso les vamos a inscribir en la liga local", señaló Carlos Cascallana, antiguo preparador físico del Atlético de Madrid.
Además, se dio la bonita casualidad de que los dos jóvenes futbolistas tuvieron la oportunidad de reencontrarse con un viejo conocido. "En su primer entrenamiento, la madre de ambos jugadores, reconoció a Marcos Trueba, nuestro director deportivo, con el que los niños habían entrenado en Ucrania cuando éste trabajaba con el Málaga Internacional. Se acercó a él e incluso le enseñó una foto de aquellos días, indicó Pedro Martínez, responsable del club.
El deporte está siendo la vía de escape o la forma de desconectar para muchas personas que se encuentran, indirectamente, involucradas en un conflicto que comenzó hace ya casi 40 días después de que el presidente ruso, Vladimir Putin, lanzara la orden para iniciar una intervención militar especial en la que las tropas rusas deben invadir el territorio ucraniano.