Cara y cruz. Héctor Herrera se convirtió en el protagonista del Atlético de Madrid en la noche de Champions... para lo bueno y para lo malo en un empate que supo a poco.
Diego Pablo Simeone ha confiado en el mexicano como mediocentro puro, y su Atleti lo nota. Trenza mejor las jugadas, saliendo desde atrás con fluidez. Y en el primer tanto rojiblanco le puso una pelota perfecta a la cabeza de José María Giménez, que estrenó su casillero goleador tras perderse el primer tramo de la temporada por el coronavirus.
Pero Herrera, crucial en el primer tanto, también lo fue, desgraciadamente, en el segundo. Eso sí, en un penalti discutido que el colegiado señaló después de ir a ver la pantalla.
La pelota le tocó en la mano después de golpear en el pecho... y se señaló la pena máxima. Antón Antón Miranchuk engañó a Jan Oblak y puso las tablas en el marcador.
Asedio en la segunda mitad
Tras el paso por los vestuarios, Joao Félix, tímido en el primer acto, hizo aparición en el partido. El joven luso tiene fútbol de sobra en sus botas. Ya lo auguraron Oblak y Saúl en aquella conversación en el túnel de vestuarios.
Marinato evitó que firmara el gol de la jornada, con un disparo que iba directo a la escuadra de la portería. Minutos después, el guardameta evitó el tanto de un Luis Suárez al que le anularon el de la victoria por fuera de juego.
30% del aforo
A destacar el sonido del Lokomotiv Arena, donde 8.000 personas (el 30% del aforo) pudieron acceder a las gradas. Un sonido muy diferente al que los futbolistas españoles están acostumbrados, con los estadios vacíos en LaLiga.
Mucho apretaron los rusos en la primera mitad, cuando los suyos más metidos en el partido estaban. En el segundo acto, con una actuación magistral del Atlético, el silencio regresó al ambiente salvo momentos puntuales.
El Atleti, a pesar de completar una de sus mejores actuaciones ofensivas de los últimos tiempos, no pasó del empate en Rusia. Un empate que, ya saben, supo a poco.