El mundo del fútbol se vistió de vergüenza el pasado 9 de agosto. En una acción de suma violencia, un jugador le pegó tres puñetazos al árbitro del encuentro después de que este le mostrara la tarjeta roja.
Los hechos tuvieron lugar en un partido amistoso de pretemporada entre dos equipos amateurs en el barrio de Acton, al oeste de Londres.
El colegiado, Satyam Toki, sufrió una hemorragia en el ojo y denunció los hechos ante la Policía. Un mes después de que sucediera la agresión, la FA (Football Asociation) ya le ha impuesto una dura sanción al jugador.
De hecho, se trata del mayor castigo que el organismo puede imponer en un caso de agresión a un árbitro: 10 años de sanción.
Las imágenes corrieron como la pólvora e, incluso, Mark Clattenburg, árbitro internacional inglés de mucho prestigio, quiso enviar un vídeo a Satyam Toki trasladándole su ánimo y apoyo.
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Insultos racistas sin culpable
Archivan la causa de los graves insultos racistas a una niña con la camiseta del Real Madrid en el Metropolitano
¿Qué pasó? Los hechos fueron gravísimos, lo reconoce el propio juez, pero solo lo corroboran los testimonios de la familia de la víctima. El aficionado acusado lo niega. La familia asegura haberse enterado por los medios de comunicación.