El Sevilla ya está en la final de la Europa League. Lo está tras ganar por 2-1 al Manchester United en un partido grande. En uno que hace crecer a equipos y jugadores, y de los que da renombre y respeto en el Viejo Continente. En uno que deja tres grandes nombres propios en el equipo de Lopetegui.
El primero, claro está, es el de Jesús Navas. El de los Palacios vive una segunda juventud, o vive en una eterna juventud. Desde la banda, desde el lateral, ha encontrado una versión incluso mejor a la de su primera época en el Sevilla. Y desde ahí lideró a los suyos.
Todo el que se acercaba por su zona sabía que frente a él tenía a una barrera. Si alguien duda aún de su solvencia defensiva, ante el United ha quedado claro que de eso está sobrado. Y también está sobrado en todo lo relativo al ataque.
De su guante, porque es lo que tiene él en su bota derecha, nació el definitivo tanto del Sevilla. Ese que puso y pone a los de Lopetegui en la final de la Europa League. Cogió, miró, centró y celebró el tanto de De Jong, que estuvo donde debía estar en el regalo del de los Palacios.
Por la otra banda, Reguilón. Una moto. Cómo ha terminado el chaval, el canterano del Real Madrid, el jugador que aún es del equipo blanco este tramo de temporada. Fundamental fue en el partido ante la Roma y también en este.
El 1-0, de Suso, llegó tras otra galopada suya por la banda izquierda. Suso aprovechó el jugadón y puso el cuero en las mallas.
Mallas que Bono cerro con un candado. Solo Bruno Fernandes, y de penalti, pudo con el arquero del Sevilla. Lo demás, nada. Lo paró absolutamente todo. Y justo apareció cuando más lo necesitaba el cuadro de Lopetegui.
En la segunda parte, en los primeros minutos, el Manchester United bailó al Sevilla y llegó una y otra vez. Pero ahí estaba Bono. Parándolo todo. Y no tiros desde media distancia, sino varios mano a mano claros con los que Rashford va a soñar.
El Sevilla mantiene a España en el mapa de Europa. El cuadro andaluz jugará la final de la Europa League y soñará con levantar un título de una competición de la que es el rey.