A sus 30 años y tras una vida en el Manchester United alternando cesiones y temporadas con el primer equipo, Jesse Lingard se encuentra viviendo una segunda juventud desde que el pasado verano fichase por el Nottingham Forest.
A sus 30 años, el británico ha encontrado la paz que tan esquiva le fue en sus días en los 'red devils'.
En declaraciones al 'Daily Mail', el atacante ha hablado sobre cómo la enfermedad de su madre y la presión de los aficionados del Manchester United le sumieron en el alcoholismo.
"Traté de olvidar lo que me pasaba bebiendo, pero lo empeoró diez veces. Bebía antes de irme a dormir. Siempre una última copa. Ahora miro hacia atrás y pienso '¿por qué hice eso?', pero necesitaba algo para quitarme el dolor", ha explicado Lingard.
Cuando su madre enfermó y se tuvo que hacer cargo de sus hermanos pequeños, Jesse tocó fondo: "Estuve expuesto a muchos insultos. Ya había tocado fondo y necesitaba hacer algo. Pasé por cosas que los que me rodeaban no sabían, sentí que el mundo se me caía encima".
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Tal fue la presión a la que estaba expuesto que se lo comunicó a su entrenador Solskjaer, entonces técnico del United: "Estaba en el campo pero no quería estar en el campo, no quería jugar. No quería dejar el fútbol, nunca hubiera dejado el fútbol, pero necesitaba un descanso. Llegué a los partidos completamente en blanco".