El estreno del Barcelona en la Champions constató que las cosas siguen igual por el Camp Nou. Leo Messi sigue siendo el jugador determinante, el hombre al que se agarra la afición para acabar con el reinado del Real Madrid en Europa.
Tras caer en los últimos tres años en cuartos de final, el vestuario del Barcelona se ha conjurado para volver a levantar la 'orejona'. Y para ello todos saben que Messi es el líder. Lo saben en Barcelona y lo saben los rivales.
Pese a ello nada se puede hacer cuando Leo ejecuta una falta. Es lo que le pasó al PSV. Cualquier balón parado en la frontal es como un penalti para Messi. El argentino demostró a la media hora de partido que su bota izquierda es un guante. Hasta ese momento los de Van Bommel habían aguantado el vendabal.
Tras encajar el primero, el Barcelona jugó más cómodo y remató a los holandeses con dos goles más de Leo y uno de Dembelé en un segundo tiempo que fue un fiesta en el Camp Nou.
La promesa que hizo el argentino a la afición en el Gamper, ya como capitán, parece que va en serio. A las primeras de cambio destrozó al PSV con un hat-trick.