El expresidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, ha acudido este viernes a la Audiencia Nacional para recoger en persona la resolución que le envía a juicio por presuntos delitos de agresión sexual y coacciones a Jenni Hermoso por el beso no consentido que le dio tras la final del Mundial el pasado verano y ha reiterado su versión de los hechos, una versión que era "única" en un primer momento hasta que después hubo "otra versión".

Su visita a la Audiencia Nacional se trata de un trámite formal que también han cumplido los otros tres procesados por supuestas coacciones a la jugadora para que justificase públicamente la actuación de Rubiales: el exdirector deportivo de la selección masculina Albert Luque (aunque en su caso ha pedido que se lo envíen a los juzgados de Terrasa), el exentrenador de la femenina Jorge Vilda y el que fuera responsable de Marketing de la Federación, Rubén Rivera.

El magistrado que ha investigado los hechos, Francisco de Jorge, les notificará el auto de apertura de juicio que dictó la semana pasada y la imposición de las respectivas fianzas para que hagan frente a eventuales responsabilidades civiles en el caso de ser condenados. A partir de este viernes, por tanto, empezará a contar el plazo de 24 horas para que Rubiales abone 65.000 euros de fianza por el delito de agresión sexual y otros 65.000 euros, pero en este caso de forma conjunta con los otros tres procesados, por el de coacciones.

El expresidente federativo, que está investigado en otro juzgado madrileño por presunta corrupción en contratos de la RFEF, afronta en la Audiencia Nacional una petición de la Fiscalía y las acusaciones de dos años y medio de prisión, mientras que los otros tres procesados se enfrentan a un año y medio. La internacional pide además que se imponga a Rubiales la prohibición de acercarse a ella a menos de 500 metros o comunicarse con ella durante ocho años y una indemnización de 50.000 euros en concepto de responsabilidad civil, y de otros 50.000 a pagar con el resto de acusados.

La Fiscalía sostiene que, el pasado 20 de agosto tras la victoria de la selección femenina del Mundial, Rubiales "propinó un beso en los labios" a Jenni Hermoso de forma "sorpresiva" y sin su consentimiento. Y le acusa también de presionar de manera "constante" y reiterada a la futbolista y a su entorno para que "justificara y aprobara" el beso que le dio "contra su voluntad", una "situación de hostigamiento" de la que también responsabiliza a los otros tres acusados, "personas de confianza" de Rubiales.

Sin embargo, a su salida de la Audiencia Nacional, ha realizado una breve declaración a los medios de comunicación, sin aceptar preguntas, en la que volvió a reiterar que defiende que su versión inicial de lo ocurrido, alegando que fue un beso consentido, y ha vuelto a insistir en que Jenni Hermoso cambió su versión de los hechos.

"Cuando sucedieron los hechos que todos ustedes conocen, en la entrega de medallas de Sydney (Australia), hubo una única versión de dos partes. Pasados unos días, una de las partes cambió su versión. Yo voy a seguir manteniendo mi versión desde el principio hasta el final, porque es la verdad", ha manifestado. Tras "esperar que todo salga bien y que se haga justicia", Rubiales ha abandonado la Audiencia Nacional acompañado de su letrada, Olga Tubau, pasados veinte minutos de su citación, programada a las 10.00 horas, y tras recoger la resolución que le envía al banquillo de los acusados.