Antoine Griezmann es la luz del Atlético. De un Atlético que es él y diez más. El francés, en el momento de mayor madurez de su fútbol de todos cuantos se recuerdan, puso la magia en el Benito Villamarín para que los rojiblancos sumaran los tres puntos contra el Betis.
Puso la magia y también los goles. Porque el francés mojó. Mojó por partida doble, y anotó además un tanto que no muchos, prácticamente nadie, puede presumir de haber marcado en su carrera deportiva.
Olímpico Griezmann
Griezmann, el encargado de botar los saques de esquina, marcó desde ahí. Desde el córner. En un lanzamiento directo que cogió desprevenidos a todos y que terminó por colarse en las mallas de Rui Silva.
A buen seguro esperaba el arquero del Betis que alguien, o bien Saúl o bien Savic, peinasen la bola. No fue así, y el cuero le superó para entrar, a pesar de los esfuerzos de la zaga del Betis, en la portería.
Fue el 0-1 del Atlético. De un Atlético que, realmente, no había tirado ni una sola vez entre palos hasta el minuto 54 cuando Antoine anotó desde la esquina. El encuentro estaba siendo horrible, e incluso pudieron ver cómo el Betis se adelantaba en el luminoso con un gol de Luiz Henrique, anulado por el VAR por fuera de juego.
Antoine, de nuevo Antoine
Pero lo que llegó fue el tanto rojiblanco. O, mejor dicho, los tantos rojiblancos. De nuevo fue Griezmann quien batió a Rui Silva. Se desmarcó bien, rompiendo líneas y encarando al portero del Betis. En una decisión rara, eligió golpear con la derecha y no con la izquierda, pero la bola terminó entrando.
Lo hizo por debajo de las piernas del portero bético, y ya eran dos los goles de diferencia que tenía el Atlético. Pero, como es costumbre en el equipo de Diego Pablo Simeone, tocó sufrir. Oblak se 'comió' por su palo un lanzamiento de falta de Fekir, y Alex Moreno tuvo en su cabeza el empate a escasos minutos del final.
Los tres puntos, eso sí, volaron a la capital de España para colocarse en el casillero del Atlético, que sigue tratando de hacerse fuerte en la zona Champions.