Marcelino García Toral tuvo que abandonar el Olympique de Marsella por la presión de los ultras. No por los resultados. Por el asalto de los aficionados más radicales a la sede del club pidiendo la salida del cuerpo técnico.

En una entrevista a 'L'Equipe' ha contado cómo fueron esos momentos de tensión y la decisión de dejar Marsella. Todo comenzó tras el empate ante el Toulouse en la Ligue 1. El martes recibió una llamada del presidente. "Me contó lo que acababa de ocurrir en la sede del club. Él y los demás directivos habían recibido amenazas, y prácticamente les estaban obligando a dejar sus puestos de trabajo. Longoria (el presidente) estaba triste, sorprendido y también conmocionado porque le habían amenazado. Le invadió la frustración", relata.

Y al día siguiente le comunicaron su destitución: "Pensábamos que era un gran club en todos los sentidos de la palabra, pero estos deplorables acontecimientos demuestran que no es un club tan grande como nos gustaría. Algunos hinchas radicales que quieren influir constantemente en los acontecimientos están impidiendo que sea un gran club...".

Una situación que el entrenador "nunca" había vivido en sus más de dos décadas de experiencia en la profesión. "Nunca había visto nada igual en mi vida. Y no creo que vuelva a verlo. Al menos eso espero. Es una forma de hacer las cosas que está muy lejos de lo que debería ser la realidad en 2023 en un país civilizado".

Los ultras han tomado el control del club. Por lo que trabajar allí, formar un proyecto, "es imposible", dice Marcelino. "Un club tan grande no puede ser manipulado por unos pocos. Los clubes serios se dirigen de arriba abajo, y cada problema, cada situación se gestiona y se sanciona si es necesario. Los aficionados son aficionados, transmiten pasión y son necesarios...", sentencia el preparador español.