La situación del Olympique de Marsella, desde hace ya algunas décadas, es insostenible. Sus ultras se han hecho con todo el poder y se ha convertido en habitual las amenazas a directivos, entrenadores y jugadores del club.

Esas amenazas han provocado la salida de Marcelino García Toral, aterrizado este verano y quien apenas había dirigido cinco partidos al club francés. Sin derrota, por cierto, en la Ligue 1 (dos victorias y tres empates, terceros clasificados).

Este miércoles se confirmó la salida de Marcelino debido a "razones extradeportivas": "Como resultado de esta deplorable situación, Marcelino y su personal no continuarán su misión en el Olympique de Marsella". Esa "deplorable situación" de la que habla el club consiste en las amenazas de los ultras en una reunión que se celebró esta semana.

Una situación insostenible para el entrenador, que ha abandonado su puesto. Y la directiva, presidida por Pablo Fernández Longoria, no está presente. No han viajado a Ámsterdam, donde el equipo se ha enfrentado al Ajax en la Europa League.

Mientras, el propietario del Marsella, Frank McCourt, ha apoyado a Longoria y ha denunciado la situación actual: "Estamos trabajando para determinar el mejor curso de acción para el club y sus integrantes. Apoyar a la junta directiva, al personal y a los jugadores del OM, que son los garantes del éxito continuo de nuestro club".

Denuncia el estadounidense que no es la primera que sus aficionados más radicales se entrometen en sus decisiones: "No es el único ejemplo de comportamiento que va en contra de la misión de nuestro club".

Un ultra señalado

Rachid Zeroual es el líder del grupo ultra más numeroso del Marsella. Algunos aficionados han pedido a través de las redes sociales una actuación contra este radical. Pero no hay unanimidad. Porque Rachid también cuenta con muchos apoyos en las gradas del Velodrome.

Mientras, el clima en el club sigue siendo bélico. Y eso que los resultados están acompañando. No se contempla, a pesar de todo, la salida de Pablo Fernández Longoria como presidente. El español aguanta... aunque Marcelino ya dijo basta e hizo las maletas.