No fue el 2-8. Ni mucho menos. Pero tampoco fue suficiente la buena imagen que dejó el Barça en la primera mitad. Para ganar al Bayern de Múnich hace falta más. Algo más. El Barça nada tiene que ver con el de los últimos años en Champions, pero tiene que seguir progresando para ganar a equipos que aspiran al título.
El Bayern no fue mejor, pero el primer gol de Lucas Hernández les despertó por completo. Desde entonces no pararon de presionar y así llegó el tanto de Mané. 2-0 fue el resultado final y el Barça se lo jugará todo ante el Inter de Milán.
La realidad es que el Barça tuvo varias ocasiones claras en la primera mitad. Sobre todo un Robert Lewandowski que no acostumbra a errar contra el portero. Sí lo hizo esta vez, mandando la pelota alta.
Otra tuvo Pedri, precisamente a pase del polaco. Esa vez fue Neuer el que evitó el tanto. El Barça reclamó un penalti de Davies a Dembélé en el que la imagen demuestra que sí fue derribado en el área.
El Barça fue mejor en el primer tiempo, con llegadas tímidas de un Bayern que sólo lo intentaba a la contra. Ter Stegen no se tuvo que emplear a fondo en un Allianz que le pitó de manera llamativa cuando saltó al césped.
Pero ante este Bayern no se puede perdonar. Porque tras volver de vestuarios, en sólo cinco minutos, el marcador había cambiado de lo lindo. Lucas Hernández y Sané ponían la diferencia de dos goles con el Barça en la lona, incapaz de reaccionar.
El primero de córner; el segundo, en una jugada en la que se quedó solo ante Ter Stegen. Puso modo apisonadora el cuadro alemán... y era imparable. El Barça no podía permitirse irse del partido o volverían esos fantasmas del pasado.
El Barça superó esos momentos de angustia y se recompuso. Pedri pudo acortar distancias, pero perdonó tal y como hizo en la primera mitad. No se puede conceder en estos partidos. El Barça mejoró su imagen... pero no fue suficiente ante este Bayern aspirante a todo.