Superado y señalado. No ha sido la mejor tarde (ni el mejor día) en la carrera de Thibaut Courtois. Si se las prometían felices en el Bernabéu en esta tarde de Champions, al que primero se le hizo de noche fue al portero madridista. Dos goles en tres remates del Brujas en la primera parte, o lo que es lo mismo, dos tantos del dorsal 42 Enmmanuel Dennis trastabillándose, que no dejaban en buen lugar ni a la defensa blanca, ni al meta belga, puesto que la sensación de peligro cada vez que el Brujas pasaba el medio campo era terrible.
Una ola intempestiva que recogía una y otra vez a Courtois y a su tropa defensiva, hasta que a la vuelta del descanso, la imagen del partido ya era evidente: Courtois no estaba, no salía de vestuarios. Los rumores comenzaron a correr como la pólvora en Chamartín, pero la realidad la trajo el periodista de LaSexta José Luis Sánchez, desvelando que Courtois se había sentido indispuesto "vomitando en el descanso" y que eso había obligado a Zidane a sustituirle por Areola en el 45'.
Y no quedaba ahí la información. Al término del encuentro, el cancerbero belga no pudo ni siquiera conducir hasta su domicilio, puesto que ha perdido "hasta un kilo durante el día por un virus", como añadió José Luis Sánchez.
Pero mientras Courtois libraba su batalla personal fuera del verde, Zidane cambió la cara del equipo en la segunda mitad: el Real Madrid pasó de la indolencia y el desajuste, a la presión alta y el control del juego. Corners, centros al área, robos de balón, y una fortaleza en el centro del campo más por Kroos que por Modric, dejaron en bandeja la exposición de Marcelo, que entró en la segunda parte, la aparición (aunque tibia) de Eden Hazard y el protagonismo de un Benzema que se multiplicaba pero que no conseguía ver puerta.
Y en medio de la revuelta, pero ya con la noche cerrada en el coliseo blanco, tuvo que ser el capitán, quién si no, el que viniera a recordar a todos qué es la Champions, qué es el Real Madrid y qué es el Real Madrid en la Champions. Una redundancia como su cabezazo al borde del fuera de juego que el VAR tardó en validar pero que levantaba a un equipo muerto en la primera parte y pitado severamente por su afición al descanso.
Y así hasta el final, como son las cosas en el Santiago Bernabéu, Vinícius puso el picante por Lucas a partir del 66', pero tuvo que ser un soldado de Ramos, Carlos Henrique Casemiro, el que imitara a su capitán en el 84' para empatar ante los belgas.
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Pero el arreón final no siempre es suficiente, y finalmente el Brujas fue el que sacó un punto del Bernabéu, porque sí, el Madrid lo intentó, pero este milagroso empate más que fortalecer debilita muchos puntos del equipo: la consistencia, el orden, la pegada, la confianza y por supuesto, la portería en el peor día para Courtois y en la peor primera parte para el Madrid, que sigue sin ganar en esta Champions.