La fiesta del nuevo estadio de la Real Sociedad, antes Anoeta, ahora Reale Arena, fue completa al desarbolar los donostiarras con buen juego y tantos de Martin Odegaard y Nacho Monreal a un Atlético desconocido, que sólo despertó en el tramo final cuando todo estaba perdido.
El equipo local pareció despistado en su nueva casa, nervioso, sin la presencia de jugadores vitales en su esquema, como el lesionado Illarramendi o el delantero brasileño Willian José, y se dedicó a pelear el medio campo a un Atlético que no tenía prisa.
El líder iba poco a poco cogiendo posición en el campo y cualquier error local significaba sufrir si el balón llegaba adelante pero el internacional Llorente minimizó las virtudes de Vitolo y Diego Costa cada vez que pasaban por su zona.
Se despistó el conjunto rojiblanco mediada la primera parte y estuvo a punto de costarle muy caro cuando Isak habilitó un balón para que Oyarzabal, solo ante Oblak, lo tuviera todo a favor para haber hecho el primer gol, pero el excelente guardameta esloveno desvió con el pie la mejor ocasión de ese período.
El Atlético empezó a deambular por el nuevo césped de Anoeta y la Real trató de aprovechar su despiste para irse al descanso con algún gol a favor, que sin duda mereció, y que otra vez lo tuvo en sus botas Oyarzabal, en un remate dentro del área pequeña desviado en el último momento por la zaga rojiblanca.
Pablo Simeone leyó la lección a los suyos en vestuarios y el Atlético dio otra imagen muy distinta en el inicio del segundo tiempo, en el que entró Llorente por Lemar, y tuvo su única ocasión del encuentro en un remate claro de Joao Felix a pase Trippier que no entró en la portería de Moya por muy poco.
Simeone cambió al atacante portugués en el inicio del segundo tiempo, con poco protagonismo de su gran figura, y dio entrada a Correa para buscar otra forma de derribar la muralla blanquiazul. Le salió mal la jugada al técnico argentino porque inmediatamente después llegó el primer gol de la Real, en una gran jugada de Martin Odegaard que encontró la colaboración de Savic, al pegarle el balón en un pie y desviar su trayectoria dentro de la puerta de Oblak.
El Atlético estaba muy tocado y la Real no desperdició la ocasión para darle la puntilla en la siguiente jugada, en la que Nacho Monreal, asistido por el sueco Isak, logró el segundo tanto que dejaba ya encarrilla la victoria, con un coste alto para Oblak que sufrió un fuerte golpe con el balón en el rostro y tuvo que ser sustituido por Adán.
El Atlético se marchó ya del encuentro, pensando en próximos compromisos como el de la Juventus este miércoles en Liga de Campeones, y la Real jugó a gustarse y poner un brillante broche a la nueva era que inicia en un estadio que puede darle el salto de calidad que sus aficionados demandan.
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Los rojiblancos lo intentaron sin éxito hasta el final pero se encontraron a su excompañero Moyá, que evitó que el Atlético se metiera en partido con dos intervenciones espectaculares, a remates de Vitolo y Giménez que pudieron haber cambiado el signo de la victoria.