La Fiscalía deja poco margen de duda en el escrito en el que pide dos años y medio de prisión para Luis Rubiales: el expresidente de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) no solo besó a Jennifer Hermoso sin su consentimiento, sino que además la hostigó y presionó una y otra vez, junto con su entorno, para intentar librarse de las consecuencias.
En un escrito durísimo, dado a conocer este miércoles, el Ministerio Fiscal pide para él un año de prisión por agresión sexual y otro año y medio por coacciones. A ello se une la petición de una indemnización de 50.000 euros a favor de la futbolista y una orden de alejamiento y la prohibición de comunicarse con ella durante cuatro años.
También pide penas de prisión para el entorno más próximo a Rubiales en la Federación, aquellas personas que también habrían participado en ese hostigamiento a Hermoso para que diera la cara por el entonces presidente de la RFEF: así, solicita otro año y medio de prisión por coacciones para el director deportivo, Albert Luque; el entrenador, Jorge Vilda; y el director de marketing, Rubén Rivera.
Para ellos también pide otra indemnización solidaria de 50.000 euros y una pena de inhabilitación especial para dedicarse al ámbito deportivo mientras dure la condena, algo que hace extensible también al propio Rubiales.
A día de hoy, este tiene vigente una orden que le impide acercarse a menos de 200 metros de Hermoso y se encuentra en República Dominicana, de donde supuestamente tiene previsto volver el 6 de abril, en medio de las investigaciones sobre los contratos bajo su mandato, que la semana pasada se saldaban con varias detenciones yregistros en la RFEF y en su propio domicilio.
Apartados de sus funciones... pero mantienen sus contratos
Tras el escrito de la Fiscalía este miércoles, se sucedían los comunicados de la RFEF, que anunciaba su decisión de suspender de sus funciones a los directivos investigados, apartando así a Luque de su cargo como director deportivo y a Rivera de su rol como director del departamento de marketing, precisando que "dejarán de ejercer sus tareas hasta que se esclarezca este asunto judicial".
Ambos directivos, aunque ya estaban siendo investigados, seguían ejerciendo sus funciones en la Federación y, de hecho, Luque estuvo recientemente en una rueda de prensa previa a los partidos de la Selección. Ahora bien, la RFEF les ha apartado únicamente de sus funciones, pero esta medida no afecta a sus contratos, por lo que de momento podrían seguir cobrando sus respectivos salarios.
Penas de prisión bajas
El escrito de acusación solicita en todo caso penas bajas, porque la horquilla de la agresión sexual va del año a los cuatro años de cárcel y se pide la pena mínima de cárcel para este delito. En cuanto a la condena que pide la Fiscalía por las coacciones, se encuentra en el rango intermedio para este delito, cuya horquilla va de los seis meses hasta los tres años de prisión.
La Fiscalía tiene muchas pruebas que se han ido practicando durante la instrucción de que el beso de Rubiales a Hermoso no fue consentido y de la actitud del expresidente de la RFEF y sus subordinados de presión constante y hostigamiento a la jugadora, no solo en el estadio, sino también posteriormente en el vestuario, el avión y el viaje de celebración Ibiza.
En cuanto a las indemnizaciones que se piden, 50.000 euros por la agresión sexual y otros tantos por las coacciones, son más elevadas, pero la Fiscalía tiene en cuenta que la futbolista sufrió una situación de ansiedad y de estrés, como han ido documentando los testimonios y pruebas practicados durante la instrucción, sobre todo por el carácter continuado en el tiempo de esas coacciones: una estrategia planificada que Rubiales fue desarrollando poco a poco junto a sus subordinados y en la que participaron Vilda, Rivera y Luque.
Un hostigamiento constante
Unos días después de la final del Mundial, durante el viaje de celebración a Ibiza, la estrategia de la cúpula de la RFEF era la misma: doblegar la voluntad de Hermoso para que dijera que el beso había sido consentido y que no se había sentido incómoda. Ella, sin embargo, se plantó desde el primer momento, con el apoyo de sus compañeras.
Algo que valora la Fiscalía para realizar su escrito de acusación, en el que pide penas a buen seguro inferiores a las que solicitarán otras partes, puesto que la propia futbolista está representada también en este procedimiento por su sindicato, Futpro, que probablemente solicitará mayores penas de cárcel.
Muchísimos testigos no solo del entorno de Jennifer Hermoso, sino también responsables de la propia Federación han reconocido que hubo un constante hostigamiento a la jugadora para que dijera públicamente que todo había sido consentido y una especie de broma entre ambos, algo a lo que la futbolista se negó desde el primer momento.
La Fiscalía valora precisamente que Hermoso ha mantenido la misma versión: desde que ocurrieron los hechos, en su declaración y también durante toda la investigación no ha cambiado de criterio y ha sostenido que nunca fue consentido. El no haber incurrido en contradicciones y haber dicho siempre lo mismo, que nunca quiso ese beso, dan fuerza a su credibilidad y a su testimonio.
El papel de Luque en las coacciones
El escrito de acusación recoge detalles que no se habían conocido durante la instrucción sobre el papel del hasta ahora director deportivo de la RFEF, Albert Luque, en ese hostigamiento a Jennifer Hermoso.
Aunque ya se sabía que llegó al punto de desplazarse personalmente a Ibiza y que contactó con una amiga de la futbolista para intentar convencerla, según la Fiscalía pasó también esa línea y no solo le pidió que rectificara y que dijera que el beso había sido consentido, sino que llegó a bordear la amenaza.
Así, le dijo que solo le quedaban dos años como futbolista, que estaba muy próxima a la retirada e incluso le ofreció un cargo en la Federación si aceptaba respaldar la versión de Rubiales. Además, Luque llegó a decirle que si no lo hacía sería mala persona, que acabaría sola en la vida y que él se alegraría.
Luque no llevaba mucho en el cargo y es un hombre de la confianza absoluta de Rubiales, su mano derecha y amigo del entonces presidente de la RFEF, que le metió allí como director.
Otro contrato ya con Rocha al frente
Una jornada aciaga para la RFEF, la de este miércoles, en la que también salía a la luz que los tentáculos de Luis Rubiales al parecer seguían muy activos hasta hace apenas un mes, puesto que la Guardia Civil está investigando otro contrato de más un millón de euros a Gruconsa, la misma constructora de la que habría sacado provecho Rubiales, ya con Pedro Rocha como presidente.
En concreto, la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil investiga un contrato de 1,3 millones de euros, del mes de febrero, con la constructora que dirigía Ángel González Segura, hermano del que fuera director jurídico de la Federación, Pedro González Segura.
En ese contrato se seguiría la misma dinámica que con los anteriores de ampliación del estadio de La Cartuja o en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, siempre con la misma constructora. En las adjudicaciones de esos trabajos, se investiga si se producían desvíos de fondos de la RFEF que podría acabar en las cuentas de Rubiales y sus socios y si la constructora realizaba pagos a empresas relacionadas con el exfutbolista Nene. La última pieza del puzle que se investiga es si Nene tiene inversiones para blanquear capitales con Rubiales en República Dominicana.
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Paralelamente, este miércoles se conocía además que ambos mantuvieron conversaciones sobre buscar "terrenos disponibles para desarrollo turístico" en Cabo Verde.