Mario Cuellar se cruza para evitar que un balón termine en gol. El jugador sufre una fractura de tobillo. Con las manos en la cara, va a ser trasladado en ambulancia... o eso cree él.
"La ambulancia estaba de adorno porque no había nadie que la operara", analizaban los comentaristas. Por eso, los operarios le sacaron a la calle para llevarle al hospital... en taxi.
La escensa es esperpética, pero quedaba algo más: el maletero no podía cerrarse. Sólo contaban con la ayuda de un fisio que le inmoviliza el pie.