Bochornosa la imagen que llega de un estadio de Brasil. Jugaban el Gremio y el Internacional de Portoalegre, dos rivales históricos, cuando de repente cinco adultos van hacia un niño. El motivo, iban a robarle su camiseta.
Eran aficionados, por decir algo, de Internacional. El niño, con su elástica de Gremio, vio cómo cinco adultos se dirigían hacia él para robarle la camiseta.
Al final, el niño termina llorando en un desenlace de una historia surrealista y vergonzosa que hay que exterminar de los estadios y del fútbol. Y de la vida en general.