Era una operación sencilla en la que se ganaba mucho dinero de manera rápida: hasta 100.000 euros por cabeza en cada partido amañado. Son las primeras estimaciones de los investigadores de la 'Operación Oikos'.

Los detenidos presuntamente contactaban con jugadores de los partidos que querían amañar. A los futbolistas contactados les ofrecían beneficios de entre 10.000 y 20.000 euros por su participación directa y en función del papel que tuvieran.

Una parte la cobraban antes de que se jugara el choque, y el resto al terminar. Incluso había quien decidía apostar por su cuenta sabiendo qué es lo que iba a pasar. Una manera de hacer dinero fácil que ahora la policía está tratando de desmontar.

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