Explosiones y marcas de la brutal violencia. Una ciudad convertida en un campo de batalla y todo entre facciones de una misma afición: la del Sao Paulo.

Momentos de tensión en los alrededores del estadio y justo antes del inicio del partido ante el Cruzeiro. Una tremenda pelea que acabó con heridos y más de 80 detenidos para los que la policía necesitó dos autobuses.

Todos fueron puestos en libertad, aunque tendrán que presentarse cuando los reclamen las autoridades. Incluso el líder de una de las facciones que no fue capturado hasta pasada la media noche. La policía lo acusa de iniciar una trifulca que sembró el pánico en las calles de Sao Paulo.

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