Vinicius Junior, jugador brasileño del Real Madrid, firmó una gran actuación individual contra el filial del Atlético de Madrid en el Cerro del Espino, coronada con sus dos primeros goles en el fútbol español.
Como sucediera la semana anterior, Vinicius repitió convocatoria con el segundo equipo blanco para disputar en este caso un partido de gran rivalidad correspondiente a la segunda jornada del Grupo I de Segunda División B. En la grada, atento a sus evoluciones, el entrenador del primer equipo, Julen Lopetegui.
Titular con el número once a la espalda desde el comienzo, se le vio voluntarioso, ofreciéndose por el costado zurdo pese a la constante vigilancia que ejercían sobre él los rivales intentando no darle espacios.
De hecho solo tardó seis minutos en encontrar la red, igualando así el tanto inicial en contra marcado por Samuel Araújo. Para ello se valió de una asistencia de Cristo, quien le encontró en su subida por el carril. Ya con el balón en los pies y en el interior del área, Vinicius superó al meta en su salida con un sutil toque raso.
Fueron las primeras notas de su recital durante ese tramo de la primera mitad, ya que poco después volvió a ser el objeto de todas las miradas cuando dio continuidad a una buena arrancada desde campo propio con un pase filtrado hacia Cristo. La jugada terminó con golpeo al palo de este último.
Sin embargo su gran momento tuvo lugar en el minuto 28. Una buena combinación en las inmediaciones de la portería acabó en sus pies a la altura de la media luna. Fue entonces cuando el brasileño, rodeado de piernas, inventó un tiro que se coló por la escuadra.
Después de eso fue a celebrarlo al banquillo con los compañeros y se besó el escudo. La diana puso en ventaja a los suyos antes del descanso y alertó a los rojiblancos, quienes buscaban sacarle del partido tratando de frenar sus intentos hasta cometer media docena de faltas sobre él en poco más de media hora.
Tras la reanudación su primer acercamiento nació en un lanzamiento de falta que se perdió fuera. Acostado de nuevo en la izquierda no dudó en encarar a los zagueros cada vez que tenía la oportunidad, no siempre con éxito. Menos protagonista, tuvo que presenciar el gol del Atlético que puso el empate a dos obra de Darío Poveda.
Volvió a partir de ese instante a inquietar. Un centro suyo obligó a salir al guardameta de puños e instantes más tarde forzó una cartulina amarilla por agarrón tras desbordar a su par. Cambió entonces su rol. La entrada de Jorge De Frutos provocó que fuese desplazado a una posición más centrada en el ataque.
Y nada más situarse allí gozó de una nueva oportunidad al recibir un pase en profundidad que no pudo definir bien tapado. Con pocas más opciones, acabó participando en una tangana a falta de diez minutos para el final de la que salió siendo amonestado por el colegiado.
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Fue el preludio de un empate a dos que permite al Castilla seguir sin conocer la derrota y a su nueva joya brasileña demostrar el porqué de tantas expectativas en torno a su figura.