La historia de Yusra Mardini es, simplemente, digna de encomio. Pensando, faltan adjetivos para definir la trayectoria de la hoy nadadora olímpica y miembro del Equipo Olímpico de Atletas Refugiados en Tokio.
Para conocerla mejor tenemos que remontarnos a agosto de 2015. Asolada por la guerra que estalló en Siria en 2011, y que dejó en ruinas su casa familiar y la piscina donde entrenaba, Yusra decidió emprender un viaje junto a su hermana Sarah.
En busca de la felicidad que parecía lejana en tierras sirias, la joven que por entonces tenían tan solo 17 años decidió cruzar el Líbano, llegar a Turquía y embarcarse en una patera para atravesar el mar Egeo hasta Grecia.
En medio de las aguas del Mediterráneo, el motor del navío donde viajaban dijo basta y se paró. Con 18 personas más en el barco (muchas no sabían nadar), Yusra Mardini decidió echarse al agua junto a su hermana para empujar la embarcación hasta tierra griega.
Al borde de la hipotermia, condujeron la patera durante tres horas y media. "Con una mano sujetaba la cuerda que estaba atada al bote, mientras que nadaba con la otra y los pies", explicó tiempo después la joven siria.
"Había gente que no sabía nadar. No iba a quedarme sentada y a quejarme de que me iba a ahogar. Si me iba a ahogar, al menos lo haría habiéndome sentido orgullosa de mí y de mi hermana", añadió en declaraciones a 'ACNUR'.
Ya en Grecia, pusieron rumbo hacia Alemania con tramos a pie y otros 'ayudadas' por mafias. En suelo germano se establecieron en un campo de refugiados en busca de un futuro mejor.
Lo que no podía imaginar Yusra es que, tras demostrar su talento en el agua, pasaría del campo de refugiados a Río de Janeiro.
De cara a los Juegos Olímpicos de 2016, el COI creó el Equipo Olímpico de Atletas Refugiados. A ojos de todo el mundo y junto a otros nueve atletas (cinco sudaneses, dos congoleños, un sirio y un etíope), Yurna venció al destino y disputó sus primeros Juegos.
Cinco años después, en Tokio, el equipo ha aumentado hasta tener 29 integrantes, incluyendo a Yusra Mardini. Siendo su especialidad los 100 metros libre y los 100 metros mariposa, la medalla de la siria no se mide en oro, playa o bronce, sino en el valor de quien, aun sabiendo que su vida está en riesgo, prefiere salvar la de otros. Como decía al principio, y más en los tiempos que corren, faltan adjetivos para calificar su actitud. Más personas como Yusra Mardini, por favor.