Estaba ante la espada y la pared. O escogía Tokio o a su hijo Kai. Ona Carbonell, líder de nuestro equipo de natación sincronizada, ha tenido que decantarse por dejar a su hijo en casa durante su participación en los Juegos Olímpicos.
No ha sido una decisión que le haya sentado muy bien. En el vídeo que ha publicado en sus redes sociales conjuntamente con una carta, ambas tituladas "Juegos Olímpicos y conciliación familiar", ha evidenciado su descontento no solo con la organización, sino también con el gobierno japonés por las restricciones, en su opinión "sumamente drásticas".
Ona aparece en el vídeo amamantando a Kai mientras explica que hay más deportistas a las que les afecta está incompatibilidad de llevar a cabo su participación olímpica a la vez que cuidan de su familia.
A pesar de la ayuda del Comité Olímpico Internacional y el Consejo Superior de Deportes, el ejecutivo nipón no dejaría que su familia pudiera estar en la Villa Olímpica, ni siquiera sabiendo donde les hospedarían, y Ona tendría que salir de la burbuja para alimentar a su hijo, poniendo así en riesgo al equipo.
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Varapalo psicológico para una de las deportistas españolas con más opciones de medalla en estos Juegos Olímpicos de Tokio.