Las deportistas profesionales tienen, todavía, muchos retos por delante. Pilar Calvo, campeona de España en la modalidad de skeet en tiro, lleva desde el año 93 compitiendo. Calvo afirma que "el hecho de estar en un deporte minoritario y, además, ser mujer, lo hace todo mucho más difícil".
La desigualdad también queda patente a la hora de recibir los premios en metálico. No cobran lo mismo ellas que ellos. Por eso, a muchas, pese a jugar al más alto nivel no les queda otro remedio que tener otro trabajo. "Mucha gente me dice que es un 'hobby' porque no se puede vivir de él, de hecho se tiene que trabajar para poder competir", cuenta Pilar Calvo.
Marta Ortega, jugadora profesional de pádel, con 22 años y muchos premios a su espalda, también padece esta brecha salarial. "Nosotras pasamos la mismas rondas que los chicos, pagamos la misma inscripción, todo es exactamente igual. Sin embargo, cuando yo llego a una semifinal o final el dinero que me reportan no es el mismo", lamenta.
Las federaciones juegan un papel muy importante. El 80% de las licencias federativas las acaparan los hombres, mientras que solo el 20% las tienen mujeres. Una desigualdad que también se traslada a los mandos de dirección.
En este sentido, Mar Mas, presidenta de la Asociación de Mujeres para el Deporte Profesional, señala que, "de todo el tejido federativo que hay en este país, los últimos datos que hay es que más del 85% lo están ocupando hombres". "Tenemos que prever algo para que todas estas mujeres que han llegado a ser deportistas de élite no abandonen y se larguen porque no encuentran espacio dentro de las federaciones", añade.
Las mujeres deportistas se sienten desprotegidas por los poderes públicos y reivindican que ellas también llevan al país al más alto nivel.